Maite  Vizcarra

El último fin de semana el país volvió a ser el centro del interés internacional por las mediáticas exequias del expresidente Los reportes internacionales destacaban las largas colas de personas que esperaban en las afueras del Museo de la Nación para despedirlo.

Sin embargo, también se resaltaba que quienes hacían cola eran personas mayores y que había muy poca gente joven. También es cierto que grupos de adherentes al partido se hicieron presentes a través de delegaciones y vítores, lo que no ha de contabilizarse, dada la evidente filiación política. Con más razón, si se suele predicar sobre el extinto Fujimori su mayoritario arraigo popular en una gran porción del país.

¿Es el atractivo para la juventud peruana? ¿Hay otras opciones más allá del bipartidismo fujimorismo y antifujimorismo para los adultos jóvenes? Estas son preguntas nada ociosas, considerando que, según cálculos del Instituto Apoyo, el 61,6% de la población electoral para el 2026 se encontrará entre los 18 y los 35 años. ¿Qué se les puede ofrecer a estas personas con valores más cosmopolitas, innovadores, digitales y liberales?

Claramente, los llamados ‘millennials’ peruanos son un universo que la clase política no termina de entender en su total dimensión y, más aún, que no ha sido capaz de tabular de manera adecuada hasta la fecha. Y no es solo una percepción fáctica. La evidencia empírica es real, y es la que fluye de las charlas digitales que agradezco haber tenido con colectivos jóvenes como Patria C, La Paltita y Hacker Cívico (gracias por tomar el nombre de esta columna). Si bien es una muestra pequeña, es evidente que las visiones de estos adultos jóvenes se caracterizan por perseguir situaciones concretas sobre las que, por ejemplo, puedan dibujar un futuro laboral y profesional interesante.

Porque, si uno pudiera aventurarse a plantear qué le interesa a la llamada generación TikTok o ‘Insta’, claramente sería el asunto laboral. Hay preocupación por saber dónde pueden desarrollarse profesionalmente y, muchas veces, no solo para mantenerse económicamente, sino también para vincularse con causas que les hagan sentido. Y aunque se habla con mucha frecuencia de desafección política, el mismo estudio del Instituto Apoyo indica que un 65% de ellos está aburrido de la situación política en el Perú. ¿Puede el aburrimiento encauzar una propuesta política? Convengamos en que estar aburrido no es lo mismo que estar desilusionado o apático. El aburrimiento nos habla de una energía contenida que no se logra canalizar adecuadamente y que lleva a la pasividad temporal. Pero ¿y si la energía contenida es adecuadamente estimulada?

Esa es la llave que podría ser mejor ponderada por quienes busquen representarnos en las próximas elecciones del 2026: el o la candidata que logre estimular a esa población joven, con un discurso moderno, fuertemente centrado en el futuro y en las opciones de empleo, puede terminar enrutando su voz y, de paso, también una nueva era en el Perú. Parafraseando a una de estas personas durante una de mis charlas digitales, los jóvenes no son el futuro, son el presente, ahora que tienen 20 o 30 años, porque no se trata de pensar en solucionar sus problemas cuando tengan 40 o 50 años. Con más razón si los directamente involucrados se sienten con la energía para hacerlo.





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Maite Vizcarra es Tecnóloga, @Techtulia