Federico Salazar

está cada vez más cerca de ser extraditado. Incluso, el departamento de Estado de los Estados Unidos accedió a la extradición.

No es grato saber que fuimos gobernados por alguien ahora acusado, con tantas pruebas, de .

Es bueno, en cambio, que no quede impune alguien que cometió delitos amparado en su condición de mandatario.

Alejandro Toledo Manrique postuló a la Presidencia de la República en el año 2000. No aceptó ir a la segunda vuelta debido a los indicios de fraude electoral en favor de Fujimori para su ¡tercera elección!

Toledo encabezó la “marcha de los cuatro suyos” y se convirtió en líder de la oposición. Cayó el gobierno de Fujimori y Toledo ganó en las elecciones del 2001.

Toledo se presentaba como “de origen campesino humilde”. Sostenía que había sido lustrabotas.

La mayoría quiso creerle. En 1998 había denunciado que había sido secuestrado. Era mentira. Durante su “secuestro” había hecho, con tres mujeres, consumos de tarjeta de crédito. Exigió a un banco el reembolso de esos montos.

Durante la campaña del 2001, la revista “Caretas” investigó el “secuestro”. Publicó el informe que señalaba que Toledo había dado positivo a cocaína. Toledo quiso hacer creer que era víctima del Servicio de Inteligencia de Montesinos.

A pesar de la facilidad para mentir y las sospechas sobre su conducta, Toledo fue elegido presidente. Obtuvo el 53,1% en la segunda vuelta.

Quizá la información llegó tarde y no se difundió lo suficiente. No solo se creyó, sino que se quiso creer en él. Hoy Toledo es acusado de cobrar coimas millonarias a Odebrecht.

Cuando llegue, afrontará su juicio probablemente desde el penal de Barbadillo. Ahí están, también, los expresidentes Pedro Castillo Terrones y Alberto Fujimori Fujimori. Este último cumple condena; el primero, prisión preventiva.

Castillo también recurrió a sus orígenes “campesinos humildes”. Como presidente, se dedicó a predicar, en cada extremo del país, un cuento de persecución política en su contra por parte del Congreso.

El 51% en promedio cree que el Congreso le hizo un golpe de Estado a Castillo. En el área rural, 69% así lo cree, según una encuesta de Ipsos publicada el pasado viernes en “Perú21″ (24/2/2023).

Si se logra concretar la extradición, Castillo recibirá como vecino a Toledo. Tendríamos, pronto, tres expresidentes retenidos por la justicia.

Es un récord triste. Pero, si se busca un lado positivo, podemos decir que incluso los presidentes pueden ser juzgados en el Perú.

Queda una lección para el país: los que se presentan como víctimas, también pueden ser, al menos, acusados por corrupción. No se debe confiar en los salvadores, en los héroes, en los “orígenes humildes”, ni en ningún otro.

Federico Salazar es periodista

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