Alejandra Costa

El debería ser uno de los funcionarios con mayor peso específico en el Estado. Debería poder persuadir a perro, pericote y gato sobre el rumbo que debe seguir el país para que la producción crezca sin generar desbarajustes, y para eso no solo se requiere capacidad técnica y política, sino también contar con el respaldo indubitable del presidente y el primer ministro.

Su voz debe ser escuchada y respetada, primero, por ellos y debe poder convencer a congresistas de todas las canteras políticas, a líderes empresariales, al resto de ministros del Gabinete y, más importante aún, a los ciudadanos, pues de sus decisiones depende hacia dónde va el país.

Lamentablemente, la telenovela que hemos vivido esta semana nos deja muy claro que el ministro de Economía, Alex Contreras, no ha aprendido a moverse en la arena política y tampoco ha encontrado en la presidenta Dina Boluarte ni en el primer ministro Alberto Otárola dos columnas sólidas en las que apoyarse para generar confianza y promover el crecimiento de la economía. Más bien, parece haber estado abocado a no hundirse en las arenas movedizas propias de un gobierno escaso de visión y dedicado casi exclusivamente a sobrevivir.

El jueves empezamos el día con rumores sobre la renuncia de Contreras que habrían sido iniciados por un torpe mensaje suyo publicado por “La República” reaccionando a la reunión que sostuvo el miércoles Boluarte con dos exministros del sector –Luis Carranza y José Arista– y lo terminamos con un “no he presentado nada” del ministro tras una reunión en Palacio.

Un melodrama de este calibre podría parecer inocuo en medio de la interminable película de terror político en la que nos hemos acostumbrado a vivir en los últimos años, pero no es un episodio menor.

Aunque el Gobierno lo niegue, esta muestra pública de, por lo menos, falta de consideración por el ministro actual, parece ser el comienzo del final del paso de Contreras por el MEF, una muestra más del claro desinterés/desgano/ignorancia de Boluarte y Alberto Otárola respecto del manejo económico y de la falta de reflejos de Contreras.

El tema aquí es que si lo que se busca es un cambio del titular de Economía, este debería hacerse como una operación quirúrgica, con un balance delicado entre cuidado y premura, sin alargar innecesariamente la agonía de nuestra débil economía y sin poner en riesgo la imagen de solidez institucional del MEF con episodios de este tipo.

Mirando hacia el futuro, podríamos desear que sea suficiente que nombren a un nuevo ministro que tenga la solidez suficiente para mantenerse de pie solo, pero lo más probable es que quien acepte ese cargo, frente a la crisis económica y a la debilidad del Gobierno, se convierta en un nombre más en la cada vez más larga lista de economistas que han pasado por el despacho del jirón Junín.

Alejandra Costa es Curadora de Economía del Comité de Lectura

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