La falta de discusión de propuestas es, sin duda, la nota más saltante de esta campaña electoral. Se ha llenado la mente de los electores con encuestas, adjetivos descalificativos del adversario, prolongados procesos para evaluar tachas y posibles exclusiones, violencia e intolerancia desbocada.
En los planes de gobierno y en la campaña lo más importante es lo que no se dice, lo que se evade discutir abiertamente o lo que se ofrece desaprensivamente sin evaluar costos ni consecuencias. Nadie, por ejemplo, ha adoptado una posición clara frente a los problemas del mercado laboral. Los candidatos se han embarcado en el concurso de ver quién eleva más el salario mínimo sin discusión ni medida alguna de sus consecuencias.
Mientras todos reconocemos que el principal problema que dificulta la gobernabilidad del país es su sistema político, no se discuten los detalles de la profunda reforma política que todos reclaman. No hemos visto discusión sobre la conveniencia o no de establecer distritos electorales uninominales, el voto voluntario, el restablecimiento del Senado o la permanencia del voto preferencial.
Todos reclaman más participación democrática, pero nadie cuestiona la absurda cantidad de firmas requeridas para constituir un partido político.
La discusión sobre la aplicación de forzosa meritocracia en los sectores Salud, Educación, Poder Judicial y Administración Pública apenas se ha tocado en la campaña. Y ante el problema de seguridad ciudadana, no se ve que algún candidato haya presentado un plan coherente, financiable y realizable en el mediano plazo. ¿Han reparado los postulantes que en los ránkings internacionales la evaluación ciudadana de la policía en el Perú ocupa el puesto 135 entre 140 países (Chile, un país de nuestro barrio, es puesto 4 en el mundo).
Con respecto a la participación del Estado en los sectores productivos, se habla de “fortalecer las empresas”, y nadie expone plan alguno. Quienes así lo proponen no dicen cómo acabar con la grosera ausencia de rendición de cuentas, gobierno corporativo, directores independientes y responsabilidad ambiental en Petro-Perú o Sedapal.
Pocos dudan de que si Alberto Fujimori no hubiera frenado la privatización de Sedapal la cobertura del servicio en Lima estaría cercana al 100% y los pobres estarían pagando una fracción de lo que hoy pagan por el acceso al agua. Ningún candidato se ha atrevido a plantear la solución para dotar de agua a los ciudadanos pobres que hoy pagan precios exorbitantes. Nadie ha dicho cómo terminar con la sideral incapacidad y corrupción extrema que caracterizan a las empresas de agua y saneamiento de la mayoría de las ciudades del Perú.
Se habla de monopolios, pero nadie ha hablado sobre la debilidad, pobres remuneraciones y menguada autonomía de los organismos reguladores (Osinergmin, Osiptel, Indecopi, etc.). ¿Algún candidato ha propuesto acaso darles autonomía como la que tiene el Banco Central de Reserva o la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP? Tampoco hemos escuchado propuesta alguna sobre desarrollo urbano. Parecen estar todos dispuestos a permitir que esta tarea siga bajo la gerencia de traficantes de terrenos.
¿Por qué nadie ha salido al frente de la candidata que pretende desde el Ejecutivo bajar las tasas de interés que establece el BCR? ¿Es concebible que una expresión abierta y explícita que equivale a vulnerar la autonomía de la única institución de clase mundial que posee el Perú no haya encontrado siquiera una voz de rechazo entre alguno de los candidatos?
¿Por qué la renegociación de un contrato de exportación de gas entre privados es una bandera que se arranchan dos candidatos sin entender que nada desearía más el vendedor que le paguen más por el gas y, por ende, aumenten las regalías que recibe el Estado?
Las propuestas explícitas para controlar los medios de comunicación parecen tener sin cuidado a más de un candidato.
¿Por qué ante los proyectos mineros paralizados todos los postulantes han adoptado, con la clara excepción de la candidata de la izquierda conservadora, una posición tan timorata?
Ayer, el Instituto Peruano de Economía (IPE) presentó su sétima y última entrega de una serie semanal con diagnósticos basados en datos duros sobre temas económicos y sociales (educación, salud, infraestructura, informalidad y otros) que creemos pueden contribuir al debate electoral acompañados, en cada caso, de propuestas de políticas públicas (ver: http://goo.gl/EA65RL). Los candidatos y los votantes estarán de acuerdo o discreparán de ellas, pero algo que no deberían ignorar es la realidad que los datos grafican.