Hace miles de años, cuando los primeros seres humanos caminaban por el continente americano, decidieron asentarse en las costas peruanas. Las primeras culturas se desarrollaron en lo que hoy es territorio peruano, desde Caral 5000 a.C, pasando por Chavín, Paracas, Nazca, Moche y Tiahuanaco hasta consolidarse en el siglo XV en el gran Imperio Incaico.

Territorio árido, territorio andino, territorio amazónico onico, lleno de todo tipo de retos y dificultades que forjaron en los primeros pobladores la habilidad de desarrollar altos conocimientos de ingeniaría, agricultura y astronomía. Esto llegó a su máximo desarrollo en la civilización inca. Entendieron la necesidad de integrarse e interconectaron al con más 30 mil kilómetros de vías, lo que dio vida a lo que hoy conocemos como Qhapaq Ñan. Heredamos obras de ingeniería que hasta el día de hoy no tienen explicación terrenal. La idea es clara: los primeros pobladores por alguna razón se asentaron en el actual territorio peruano, y no en otra parte del continente americano, desarrollando distintas culturas que llegaron a consolidarse en un gran imperio.

Estos dos párrafos introductorios sirven para refrescar la importancia de lo que fue el antiguo Perú y que continuó con el virreinato durante la colonia. Tenemos un territorio bendito lleno de historia y de cultura, recursos naturales y gente pujante. Creo firmemente que con las decisiones adecuadas podemos retomar esa grandeza del pasado. En esa línea, este 2024 se abre una ventana importante de exposición al mundo con el , que a diferencia de los otras dos oportunidades en las que se celebró esta cumbre en el Perú, este año se inaugura el nuevo y el gran con sus rutas directas a Asia. Son eventos del azar o alineación de lo astros, pero claramente una grata coincidencia que despierta una gran cantidad de oportunidades para nacionales y extranjeros que quieran apostar por el futuro de nuestra Nación.

Citando a Margaret Thatcher: “las naciones no son ricas en proporción a sus riquezas naturales, son ricas las naciones cuyos gobiernos tienen políticas que abrazan la creatividad, iniciativa y emprendimiento del hombre que por naturaleza busca lo mejor para su familia. El mayor recurso de las naciones son la personas”.

Los últimos 15 años he tenido la oportunidad de participar junto con un gran grupo de talentosos profesionales en la construcción del puerto de Chancay, hoy una realidad que demuestra que los peruanos podemos hacer grandes proyectos cuando nos lo proponemos. Esta obra tiene el potencial de acortar el tiempo de conexión y acercar un continente a más de 4.000 millones de seres humanos demandantes de nuestros productos, con el agregado de que el Perú tiene Tratados de Libre Comercio con naciones que representan mas del 80% del PBI mundial, abriendo un sinfín de oportunidades para nuestros sectores productivos.

En el sector agrícola se puede duplicar el área cultivable culminando los grandes proyectos de irrigación; en el sector minero más de US$60 mil millones en proyectos conocidos esperando la estabilidad política necesaria para empezar; en el sector turismo el Perú abraza la historia de América y solo recibe tres millones de turistas al año cuando podríamos ostentar más de 40 millones, como lo ha hecho México. Tenemos un territorio que posee una Amazonía que espera por integrarse al comercio mundial con un potencial productivo de 80.000 millones si tomamos como parámetro el PBI amazónico de nuestro vecino Brasil; una población joven a diferencia de otros continentes, y cómo no resaltar nuestra riqueza pesquera, cultural y culinaria.

Tenemos más de US$150.000 millones de atraso en infraestructura necesaria para encarrilarnos en la ruta del desarrollo. Pareciera que tenemos todos los ingredientes para la receta del éxito, faltaría ese liderazgo y esas políticas a las que bien alude la Dama de Hierro.

¿Quiénes y cuándo cambiamos al Perú?

Somos los peruanos los que haremos la diferencia, es la gente el mayor activo de cualquier nación. El peruano es trabajador, es solidario, es creativo. Solo necesita guía y seguridad necesaria para invertir y, de paso en paso, podemos hacer del Perú nuevamente una gran nación, el espolón del progreso en América.

El momento es ahora. La inauguración del puerto de Chancay y del nuevo Aeropuerto Jorge Chávez en el marco del APEC es una ventana que nos permitirá ofrecer lo mejor de nosotros al mundo. Se necesita ese liderazgo, esa visión a largo plazo, darle confianza a los inversionistas y, sobre todo, elevar la autoestima de los peruanos, sabernos en nuestra humildad grandes y abrazar esa grandeza. Es necesario empezar con políticas de estado mirando 50 años en adelante que recorten las brechas sociales de nuestra Nación y que pongan el desarrollo de la persona por delante, pero dándole las herramientas. Es importante no cometer errores populistas en los que sí han caído otras naciones que forjaron generaciones de mendigos.

El puerto de Chancay es solo un eslabón en una cadena de progreso que necesita de de educación, seguridad, salud e infraestructura para que realmente sea una sola y sólida cadena la que nos una y nos lleve por la ruta del progreso. Al Perú no le faltan proyectos, talento, historia ni cultura. De hecho, le sobran riquezas, pero carece de dirección, estabilidad, confianza, autoestima. Coincidencias de la vida, el Cuchimilco, una estatuilla en arcilla de la cultura Chancay de un hombre o mujer, con los brazos abiertos. Es un símbolo de bienvenida, de grandeza y de apertura que invita a abrazar nuevos tiempos que pueden empezar ahora. Se trata de un nuevo despertar para el Perú, para la región, todo depende de nosotros.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

José Ignacio de Romaña Letts es Director de Inversiones Portuarias Chabcay (IPCH)

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