El 28 de junio de 1914, hace un siglo, un joven nacionalista serbio, Gavrilo Princip, asesinó al heredero del trono de Austria-Hungría, el archiduque Francisco Fernando, y a su esposa Sofía, en Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina. Desastrosos errores de cálculo y una serie de decisiones equivocadas de los líderes políticos y militares llevaron un mes después a que se desatara la Primera Guerra Mundial que culminó con un cataclismo sin precedentes en Europa.
El Imperio Austro-Húngaro, con 56 millones de habitantes, era un conglomerado de nacionalidades que se había mantenido como una potencia importante en Europa durante cinco siglos bajo la dinastía de los Habsburgo. En 1878 había ocupado Bosnia-Herzegovina, antes provincia otomana, y en 1908 la había anexado. La vecina Serbia bregaba por la independencia de Bosnia.
En ese momento Austria Hungría estaba gobernada por el emperador Francisco José, de 84 años, que se hizo cargo del trono en 1848. Es decir, llevaba reinando 66 años.
Francisco José estuvo casado con Isabel de Baviera, que pasó a la posteridad como la emperatriz Sissi. Tuvieron varias hijas y un solo hijo, el príncipe Rodolfo, heredero del trono. Pero Rodolfo se suicidó con su amante húngara de 16 años, María Vetsera, en Mayerling, en 1889, cuando tenía 31 años. Insistentes rumores de la época señalaban que en verdad lo mataron por razones políticas.
A Sissi la asesinó un anarquista italiano en Ginebra, en 1898, de una puñalada en el corazón.
Sin herederos directos, la sucesión del inmenso y complicado imperio pasó a un sobrino de Francisco José, el archiduque Francisco Fernando. Pero el heredero se llevaba muy mal con su tío el emperador, entre otras cosas porque se casó con una dama que no era de alguna casa real de Europa. Francisco José no aprobó el matrimonio.
Además, el heredero tenía ideas distintas. Era partidario de conceder mayor autonomía a los húngaros y eslavos. Por último, se mostraba impaciente por ocupar el trono y asumía algunas funciones que no le correspondían.
Se dijo que el asesinato del archiduque fue planeado por el coronel Dragutin Dimitrijević, alias Apis (Toro), jefe de la inteligencia militar serbia, que infiltró a Princip y varios conspiradores en Bosnia y les proporcionó las armas. Se acusó a Apis de controlar a las organizaciones nacionalistas y terroristas Mano Negra y Joven Bosnia, aunque Serbia oficialmente negó todo.
Apis tenía un historial violento. Siendo un joven capitán, participó en una insurrección contra el rey de Serbia, Alejandro I, en 1903. A la cabeza de un grupo de militares asaltó el palacio y asesinaron a tiros y sablazos al rey y su esposa Draga, y luego arrojaron los cadáveres por una ventana. Como se puede apreciar, en aquella época la vida de reyes y príncipes no era muy segura.
El 28 de junio de 1914, el archiduque recorría en un automóvil Gräf & Stift las calles de Sarajevo, cuando uno de los terroristas de la Joven Bosnia lanzó una bomba contra la comitiva. La explosión hirió a 20 personas. El archiduque, ileso, luego de participar en una ceremonia insistió en ir al hospital a visitar a los heridos. El chofer se perdió en una callejuela de Sarajevo y apareció frente a un bar donde había recalado Princip decepcionado por el fallido atentado.
Con una pistola Browning modelo 1910 de 9 mm corto, Princip disparó desde muy cerca e hirió mortalmente al archiduque y su esposa. Lo capturaron de inmediato.
Francisco Fernando tenía la costumbre de hacerse coser el uniforme después de que se lo ponía, para que le entallara a la perfección. No pudieron quitárselo a tiempo y se desangró.
Princip murió en la cárcel de tuberculosis en 1918, sin arrepentirse por la hecatombe que había desatado.
El coronel Dimitrijević fue juzgado y condenado en 1917, acusado de traición. Lo fusilaron de inmediato. Al parecer, el Gobierno Serbio quería deshacerse de los jefes de la Mano Negra (en 1953 fue declarado inocente y rehabilitado por un tribunal serbio).
Un mes después del asesinato de Sarajevo, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia y empezó la gran catástrofe.
Todos los contendientes creían que la guerra se resolvería rápidamente, a más tardar en las navidades de 1914. Pero esa es otra historia.