El antropólogo Alex Huerta-Mercado alega que los peruanos somos intensos por vivir en un entorno lleno de incertidumbre que nos impide poder planificar el futuro. Se vive el minuto a minuto y eso justifica sentimientos desaforados que se proyectan en situaciones inverosímiles. Verbigracia enarbolar como signo de identidad tribal una canción de los 90 en versión ‘remake’ con letra de un verso cursi y lleno de rimas asonantes: sí, la canción ‘Mi bebito fiu fiu’.
Esa vehemencia puede explicar muchas cosas, pero, sobre todo, la enorme capacidad de todos los peruanos para soportar los embates de una seguidilla de gobiernos fallidos que vapulean sin clemencia la esperanza colectiva.
En efecto, los peruanos somos intensos y resistentes, pero no lo suficiente como para indignarnos, organizarnos y expresarnos ante un régimen inoperante que se lleva todas las palmas a la medianía. Si somos tan intensos, como indica Huerta-Mercado, es momento de asumir una vigilancia extrema en cada rincón del país, vía las armas constitucionales que tenemos en tanto ciudadanos de este país; matizando nuestro activismo digital.
No estoy invitando a que el presidente Pedro Castillo renuncie, como algunos otros han sugerido durante su inútil primer año de gobierno. No, porque ese camino parece que no llegará, por lo que, más bien, se deben activar otras vías de presión más apropiadas por otros lados.
Lo que expreso aquí es un requerimiento ardiente a la ciudadanía del Perú de abandonar el pecho frío para que se haga sentir en las calles a contrapartida de todos los que creen que ya se ha instaurado en el país una depresión colectiva. Hay que tomar las calles, pero no solo para mostrar frustración. Hay que salir a las calles, básicamente, para militar por el Perú.
Es tiempo de volver viral y ‘mainstream’ –tendencia dominante– las demandas de inconstitucionalidad, las demandas de rendición de cuentas, las demandas de remoción de autoridades, los pedidos de control gubernamental para la contraloría –que ha más que duplicado su presupuesto–. ¡Militar por el Perú! Eso es lo que toca y lo tenemos que hacer inundando los diversos organismos jurisdiccionales de solicitudes vía millones de firmas recolectadas a través de convocatorias y auto-organización digital.
Si usted quiere atajar al pecho frío que anda rondándole, aquí le doy claves para armar varias movilizaciones ciudadanas, pacíficas y rotundas, que además puedan devolvernos la dignidad: 1) Adquiera su kit y recolecte firmas para presentar proyectos de reforma constitucional. Hay plataformas como Change.org que son útiles para lograr ese tipo de convocatorias y con mucho éxito. A propósito, los hinchas peruanos armaron una campaña en esa plataforma para que el ex entrenador de la selección nacional, Ricardo Gareca, reciba un reconocimiento del Parlamento. Casi lo lograron. 2) Use su celular para denunciar todas las malas prácticas que vea en oficinas públicas y viralícelas por todas sus cuentas en redes sociales. Ese tipo de evidencias digitales pueden servir luego para solicitar control gubernamental a la contraloría. 3) Arme una batería de memes para poner en la agenda el uso abusivo de las competencias constitucionales del presidente Castillo –y sus premieres de turno– en tanto que remueve y nombra ministros sin ton ni son y en lapsos que ya llegaron al ridículo. ¡No se puede tener siete ministros del Interior en menos de un año! Hagamos viral esta situación que configura una infracción constitucional reiterada y que el Parlamento tiene que atender. 4) Armemos una campaña digital solicitándole a la ONPE y al Reniec que nos permitan usar nuestras firmas digitales para el ejercicio de todos los derechos políticos que he reseñado rápidamente. Desde el 2018, existe la Ley de Gobierno Digital que les permite a los funcionarios públicos usar sus firmas digitales. Toca solicitarlas ahora también para nosotros.
Las calles nos esperan no solo para expresar la furia, sino para organizarnos y ejercitar nuestro poder. Vayamos más allá del mero ‘clictivismo’. Ya toca.