BCR: 3-MEF: 0, por Luis Carranza
BCR: 3-MEF: 0, por Luis Carranza
Redacción EC

El innecesario y no solicitado cruce de sables entre el y el la semana anterior se da en un contexto en el cual ambas instituciones rebajan sus pronósticos de crecimiento para el 2014. Antes de entrar a narrar este inusual partido, conviene reflexionar sobre la naturaleza de ambas instituciones.

El BCR es una entidad independiente del poder político con un objetivo único, el de mantener los precios estables. Por otro lado, el MEF tiene múltiples objetivos relacionados con la actividad económica, sostenibilidad de cuentas fiscales y condiciones de competencia, entre otros.

A nivel operativo también hay diferencias. El BCR tiene el monopolio absoluto de la cantidad de soles que circulan en la economía y ajusta esta variable para influenciar en precios de activos monetarios (tasas de interés) y tipo de cambio, lo que a su vez afectan las decisiones de cuánto gastar y cuánto ahorrar de los agentes, que finalmente influye sobre la evolución de los precios. Así, el BCR tiene una gran capacidad de maniobra sobre sus instrumentos, pero nulo efecto sobre el crecimiento de largo plazo, pudiendo estabilizar parcialmente el ciclo económico.

El MEF, por otro lado, tiene una gran batería de instrumentos (impuestos, aranceles, gasto corriente, gasto de capital, procedimientos de gasto, autorizaciones, etc.), pero algunos no los controla directamente (60% de la inversión pública la realizan los gobiernos locales y regionales) y los efectos sobre la actividad económica, si no se tiene clara la estructura de incentivos de los agentes, pueden incluso ser contraproducentes (aumentos del gasto público que son recesivos porque no hay confianza de los agentes privados). Sin embargo, si se hacen las cosas bien, el impacto de la política fiscal sobre el crecimiento de largo plazo es muy importante.

Estas diferencias entre los objetivos, instrumentos y autonomías hacen que se puedan presentar conflictos entre ambas instituciones. En la época en que estuve de ministro existieron algunas discrepancias con el BCR sobre la intensidad y gradualidad de algunas políticas en determinadas coyunturas, pero en general sobre las políticas de largo plazo siempre existió una gran coincidencia.

Vayamos al partido. Una de las razones de la desaceleración económica del país se debe a la fragilidad de la confianza de los agentes económicos, fundamentalmente por razones internas. En medio del esfuerzo del gobierno de recuperar el tiempo perdido con las concesiones, esfuerzo encomiable que aplaudimos, las declaraciones de alarma del ministro hacen un flaco favor a la recuperación de la confianza. La falta de confianza tiene un impacto muy negativo sobre la actividad económica (menor inversión, menor gasto, volatilidad financiera, etc.), de allí que sea necesario fortalecer y no deteriorar la confianza. En una situación de desaceleración económica causada por la debilidad de la inversión privada, este tipo de declaraciones no son positivas. Primer autogol del MEF.

Segundo autogol. La política cambiaria que sigue este país es muy superior a la que siguen otros países de la región. Uno puede discrepar en algún momento de la intensidad de alguna variable, pero pedir que el tipo de cambio tenga mayor volatilidad estructural y creer que así la desdolarización se acentuaría es un serio error conceptual. Una de las fortalezas de nuestro modelo es la menor volatilidad del tipo de cambio y su suave convergencia a niveles de equilibrio de largo plazo. Lo que de verdad ayuda a disminuir la dolarización de la economía son reformas estructurales que mantengan ganancias de productividad de la economía, lo cual está en la cancha del MEF.

Finalmente, el tercer autogol se produce al quejarse por prensa que quien paga las facturas de las crisis financieras es el MEF. Eso es así aquí y en cualquier país del mundo. El Tesoro Público es el que tiene que dar el soporte financiero para evitar o contener una crisis sistémica. Buscar un mecanismo de coordinación formal entre las tres instituciones es lo adecuado, pero no son las formas de hacerlo.

Parece que en el gobierno todavía no se han dado cuenta del rol que juegan las expectativas de los agentes económicos. Anuncios positivos, como las concesiones, son contrarrestados con declaraciones negativas. En el 2015, año preelectoral, la incertidumbre y ruido político pueden afectar la actividad económica por menor inversión privada, mayor reticencia de funcionarios públicos para aprobar proyectos o dar autorizaciones y la probable caída de la inversión de los gobiernos locales y regionales que tendrán nuevas autoridades. Hay que estar preparados y ser conscientes de los retos porque este partido lo jugamos todos y no debemos perderlo.