Mercedes Aráoz
Mercedes Aráoz
Fernando Rospigliosi

El nuevo Gabinete presidido por probablemente tendrá una momentánea tregua, luego de recibir el voto de confianza del Congreso el próximo 12 de octubre. Y luego se repetirá la misma rutina que se ha visto a lo largo de lo que va del gobierno de , una oposición agresiva buscando la oportunidad de golpear y debilitar al Ejecutivo.

Aráoz ha empezado bien viajando a Piura a supervisar la situación de una de las zonas más afectadas por El Niño costero. Aunque eso no le va a subir significativamente la popularidad al Gobierno como ocurrió durante los desastres naturales, sí podría mejorarle en algo su precaria situación. Este Gobierno necesita desesperadamente el apoyo de la opinión pública para poder lidiar con la abrumadora mayoría fujimorista del Congreso y la presidenta del Consejo de Ministros parece entender eso mejor que su antecesor.

No obstante, Aráoz cometió un error cuando por las cosas que dijo durante la campaña electoral. Esa es una muy mala señal ante un adversario prepotente. En las campañas electorales se dicen muchas cosas que luego deberían ser olvidadas. Los fujimoristas también las dijeron y nunca se han disculpado. Comenzar agachando la cabeza es una incitación a que le peguen coscorrones.

También pecó de ingenua cuando pidió por enésima vez “voltear la página”, es decir, hacer borrón y cuenta nueva, olvidar el pasado y empezar de nuevo, tal como han invocado en numerosas oportunidades PPK, Fernando Zavala y varios ministros, creyendo todos que eso es posible. Los políticos actúan de acuerdo a sus intereses y la oposición no va a ser frenada con invocaciones a la unidad, al bienestar nacional y a pensar en el país. A nadie le quita el sueño eso, ni al Gobierno ni a sus contrincantes.

Aunque PPK y Fernando Zavala, que decidieron la composición del nuevo Gabinete, no dieron el paso que se requería y que muchos le demandaban, abrirse a nuevas fuerzas y reclutar operadores políticos, avanzaron algo en esa dirección.

Carlos Bruce es uno de los mejores operadores de las filas del oficialismo –y además tiene fama de eficacia en gestionar el sector público– e Idel Vexler tiene mucho más oficio que Marilú Martens.

Los conservadores están contentos con la incorporación de Enrique Mendoza en Justicia –quizás más felices por la salida de Marisol Pérez Tello–, de Fernando D’Alessio y de Vexler. Pero, en realidad, la orientación ideológica de los ministros es algo que interesa a muy pocos, aunque a veces sean influyentes. A la gente lo que le importa, con razón, es la eficacia, si la educación y la atención de salud van a mejorar, sin importarles si los que dirigen son liberales o conservadores. Claudia Cooper en Economía es un alivio para empresarios e inversionistas porque es señal de continuidad y estabilidad en el sector.

Un problema para PPK es que, en el corto tiempo que lleva en el gobierno, ha perdido a la gente en la que más confiaba: Alfredo Thorne, Martín Vizcarra y ahora a Fernando Zavala. Ha hecho esfuerzos por mantenerlos a su lado pero no ha tenido éxito. Aráoz es una de las pocas personas de su confianza que todavía tiene en su entorno. Y eso es importante para él, pues es claro que le es muy difícil trabajar con gente que no conoce o con la que no tiene una relación personal cercana.

Sin embargo, es un juego peligroso para un gobierno inestable poner en cargos fungibles a los dos vicepresidentes. A Vizcarra lo pusieron a destrabar inversiones y terminó carbonizado casi sin darse cuenta, con el asunto de Chinchero. Y a Aráoz puede sucederle lo mismo en el momento menos pensado. Como presidenta del Consejo de Ministros tiene muy amplias responsabilidades en el Estado y, por tanto, abundantes ocasiones para verse envuelta en un asunto comprometedor, aunque ella no tenga nada que ver. Su antecesora Ana Jara, por ejemplo, tuvo que cargar con el fardo del espionaje ilegal de la DINI sin tener siquiera conocimiento de los despropósitos de Ollanta Humala y sus secuaces.

En suma, “el respiro resultante del cambio de Gabinete probablemente será breve, dados los cálculos electorales de la oposición y la debilidad del Gobierno”, como ha vaticinado el Eurasia Group (“Gabinete Aráoz: un respiro que tendrá corta duración”, “Gestión”, 20.9.17).