Andrés Oppenheimer

Que el índice de aprobación del presidente estadounidense haya aumentado en nueve puntos porcentuales es una buena y mala noticia. La buena noticia es que Biden se merecía una mayor popularidad, porque está haciendo la mayoría de las cosas bien. La mala noticia es que su mejora en las encuestas podría convencerlo de postularse para la reelección en el 2024.

El índice de aprobación de Biden aumentó del 36% en julio al 45% en setiembre, según una encuesta de AP-NORC. La encuesta se dio a conocer el 15 de setiembre, a menos de dos meses de las cruciales elecciones legislativas de noviembre.

Hay varias razones para explicar el aumento de la popularidad de Biden. A pesar de los esfuerzos desesperados de Fox News y otros medios de derecha por presentarlo como un anciano senil, Biden ha hecho las cosas bien en la mayoría de los temas clave.

Biden merece crédito por su manejo de la invasión rusa de Ucrania, uno de los mayores desafíos para el mundo occidental desde la Segunda Guerra Mundial. No solo logró reparar y fortalecer la alianza entre y Europa, que su antecesor casi había destruido al amenazar con retirarse de la coalición militar de la OTAN, sino que incluso consiguió que los países escandinavos, Japón y otros tradicionalmente neutrales se sumaran activamente al apoyo de Washington a Ucrania.

Asimismo, bajo el gobierno de Biden se aniquiló al líder del grupo terrorista Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, y se construyó sobre la política de acercamiento entre Israel y los países árabes iniciada durante el gobierno de Trump.

En el frente interno de Estados Unidos, el gobierno de Biden logró aprobar varios éxitos legislativos importantes, incluida una ley de infraestructura bipartidista de US$1 billón para reconstruir carreteras y puentes, y expandir el acceso a Internet de alta velocidad.

En materia del medio ambiente, Biden logró aprobar la Ley de Reducción de la Inflación de US$740 mil millones, que incluye la mayor ofensiva para combatir el cambio climático en la historia de Estados Unidos, con fondos masivos para la producción y la innovación en energías verdes. Además, la misma ley establece mecanismos para reducir los costos de medicinas para millones de adultos mayores.

En otros temas importantes como el racismo, el control de armas, el aborto y la inmigración, Biden está en el lado correcto de la ecuación. Mientras que su predecesor, el expresidente Trump, legitimó a los grupos neonazis y supremacistas blancos al afirmar en el 2017 que hay “gente muy buena en ambos lados”, Biden ha denunciado constantemente a los neonazis. A diferencia de la mayoría de los políticos republicanos, Biden apoya una muy necesaria prohibición de armas automáticas capaces de matar a decenas de personas en cuestión de segundos.

En cuanto a la inmigración, a pesar del nuevo récord de solicitantes de asilo de Venezuela y Cuba que están llegando desde México, Estados Unidos necesita más, no menos, inmigrantes. La población estadounidense está envejeciendo y no hay suficientes jóvenes para pagar la jubilación de los futuros pensionados. Además, el desempleo está en mínimos históricos y hay carteles de “estamos contratando” en todas partes.

Pero, quizás lo más importante, Biden, a diferencia de Trump, no representa una amenaza para la democracia estadounidense.

Por supuesto, uno puede echarle en cara que la inflación está muy alta, aunque ese es un fenómeno global en gran parte debido al COVID-19 y a la guerra en Ucrania, a las economías de China y Europa les está yendo peor que a la de Estados Unidos. También se puede culpar a Biden, entre otras cosas, de una mala ejecución de la largamente demorada salida de Estados Unidos de Afganistán.

Con todo, Biden está del lado correcto en la mayoría de los temas, y ha logrado aprobar varias leyes importantes. Pero debería abandonar su idea de postularse para la reelección en el 2024. Tendría 82 años cuando comience su segundo mandato y 86 cuando lo termine. Biden no debería dejar que este aumento de su popularidad se le suba a la cabeza, y haría bien si empezara a aupar a una nueva generación de demócratas de centro.


© El Nuevo Herald. Distribuido por Tribune Content Agency, LLC

Andrés Oppenheimer es periodista

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