“¡Felicitaciones, fulanito, muy merecido!”, “¡Qué gran jale el de menganita para este gobierno!”, “Un profesional de primer nivel para el ministerio”, son el tipo de congratulaciones que he podido leer en Facebook en las últimas semanas, conforme se han ido conociendo los nombres de los ministros, viceministros y asesores que formarán parte de esta primera etapa del nuevo gobierno.
Y aunque coincido con el optimismo que provoca constatar que excelentes profesionales (algunos de ellos, además, buenos amigos) se están sumando al servicio público, quería aprovechar este espacio para hacerles algunas recomendaciones, bajo riesgo de pasar como un aguafiestas.
Estas sugerencias no tienen que ver con sus funciones propiamente –estoy seguro de que en la mayoría de casos están más que capacitados para el cargo–, sino más bien con su relación con la prensa y la opinión pública.
Primero: No te piques. Te van a llover críticas y es natural. Tú que has estado del otro lado de la mesa y has renegado tantas veces por regulaciones sin sentido, requisitos innecesarios, y metidas de pata en general, debes comprenderlo mejor que nadie. Más bien, aprende a apreciar las críticas. Tú sabes que no puedes ser perfecto, así que quien no te critica, tampoco te aporta o, peor aún, escoge no criticarte porque quiere algo a cambio.
Además, teniendo a 30 millones de jefes (que nunca se te olvide esto, que es bien fácil creer lo opuesto), es natural que algunos (o varios) de ellos no estén de acuerdo con todas tus labores. Con seguridad, mayores serán los reproches que los halagos, así que no te gastes pidiendo 15 minutos de buenas noticias. Caballero, así es la chamba. Cuando termines, y si tu labor fue buena, seguramente la evaluación retrospectiva será más positiva.
Ligado a lo anterior: No te la creas tanto. Es cierto que tu trayectoria profesional te puede valer una “luna de miel” al inicio, pero no hay que confundir ese crédito con cheque en blanco. Cuando desde tu ministerio impongan medidas que restringen innecesariamente las decisiones de las personas, tu pasado liberal no te emancipará de los juicios negativos. Como tu comprobada honestidad tampoco te salvará de las irregularidades que puedan detectarse en el manejo presupuestal.
Sé muy transparente. El portal web de tu institución puede ser tu mejor aliado. Es lo que podrás mostrar cuando alguien te critique por no hacer nada o hacer poco. Que tus indicadores estén disponibles, que la gente pueda supervisar los avances en tus proyectos, y que tus propuestas estén disponibles para análisis y comentarios. Complementando lo anterior, ten un área de prensa responsiva y diligente, que pueda facilitar la información en todo momento.
Un último consejo, de patas: No te pelees con la prensa. Parece obvio, pero no son pocos los funcionarios y hasta presidentes que no lo entendieron. Eso no significa ser saco de boxeo. Puedes y es recomendable defenderte. Los ministros que tuvieron mayor aceptación popular en el gobierno pasado fueron los que no rehuyeron a dialogar con la prensa y a defender su posición cuando correspondía. No sigas el ejemplo de algunos ministros y del mismo presidente de tener un club selecto de periodistas con quienes conversar y a los que solamente les concederás entrevistas. Se les verá (a ti y a los privilegiados) el fustán.