¿Quién dirige la economía?, por Richard Webb
¿Quién dirige la economía?, por Richard Webb
Redacción EC

La última encuesta urbana nacional de El Comercio – Ipsos (18-05-14) es reveladora de un secreto a voces. El Estado, en sus diferentes niveles, como responsable de los servicios que hacen la diferencia entre una buena o mala calidad de vida, es totalmente ineficiente. Llama la atención que el estamento del Estado mejor considerado –el concejo distrital– solo alcance un magro 26% de aprobación, evidenciando que es el más cercano al ciudadano, pero con una precaria legitimidad.
 
Las carencias más sentidas por la ciudadanía son: seguridad, ordenamiento del transporte, salud pública, fomento de la promoción del empleo, agua, desagüe y justicia, que en buena cuenta aluden especialmente al universo de los más pobres. Las cinco primeras tienen que ver especialmente con el gobierno municipal provincial, que solo tiene 9% de aprobación y que, sin embargo, es el responsable del desarrollo urbano de la ciudad.
 
Paradójicamente, el gasto público asignado a los gobiernos locales y regionales en el presupuesto nacional del 2013 fue de un 34%, repartido en casi 50% para cada nivel de gobierno descentralizado: el más alto en la historia.
 
De seguir así, suponemos que el modelo actual con el que se dirigen nuestras ciudades se acerca al colapso. Y serán cada vez más graves los problemas sociales acumulados y las deseconomías que se generen para atenderlos. Especialmente si en los municipios y regiones el 75% es en promedio el gasto corriente, y solo el 25% se destina a la inversión. Con una capacidad casi nula de convocar inversión privada.
 
Próximos a las elecciones municipales y regionales, es para poner las barbas en remojo respecto a quiénes elegir. Vamos camino a una ingobernabilidad galopante, representada por el manejo de la cosa pública entendida como un botín repartido entre caciques elegidos y una burocracia insensible a los requerimientos de los ciudadanos.
 
Esta situación reclama urgente una reforma del Estado que ningún gobierno ha querido afrontar. Si ponemos los reflectores en Lima, los déficits acumulados en vivienda, agua y desagüe, infraestructura y áreas verdes son crecientes en cantidad y calidad.
 
En países vecinos, como Chile o Colombia, la buena gestión del gobierno local ha permitido el desarrollo sorprendente en los últimos años de ciudades como Santiago, Medellín, Bogotá, que antes estaban detrás de Lima en los ránkings de ciudades, y que hoy alcanzan cotas de atención al ciudadano por encima de nosotros.
 
Perú acaba de retroceder 7 puestos en el Ránking de Competitividad Mundial 2014 y la mayoría de indicadores, como infraestructura, empleo, marco social, valores, educación, medio ambiente, tienen lugar en las urbes. El último Foro Urbano Mundial señala que los países serán el reflejo de sus ciudades. Pronóstico reservado para el futuro del Perú si su gobernabilidad continúa como hasta ahora.