Vivimos un ciclo político particularmente grave. La mayoría de sus protagonistas han perdido, casi por completo, la vergüenza por lo que hacen. Me refiero, una vez más, a la tolerancia y promoción de la impunidad, y de la ilegalidad como forma de hacer política.
Podemos salir de este ciclo en las próximas elecciones generales si se alinean los astros. Los fundamentos por los que la política ha sido tomada por estos grupos no han cambiado. La lógica nos dice que los resultados que obtendremos en los próximos comicios no deberían ser muy distintos de lo que vemos por estos días, aunque algunas cosas se pueden hacer para mejorar la situación.
Con todos sus bemoles, este Congreso tiene la chance de aprobar algunos ajustes mínimos en la legislación que ayuden a reducir, por ejemplo, la fragmentación. Las propuestas tienen que ser realistas. Debemos pensar en cambios que sean atractivos para los legisladores y sus grupos políticos y, a la vez, positivos para el país. Normalmente deberían coincidir unos y otros, pero la realidad nos dice que eso no está pasando.
En esa línea, la asociación civil Transparencia ha propuesto algunas reformas que creo vale la pena poner en la agenda. Según declaró el presidente de dicha entidad a “Perú 21″, estas consisten en reducir el número de organizaciones políticas con candidato propio, filtrar las candidaturas con discursos radicales y poner un candado adicional a quienes pretenden llegar a la presidencia.
Transparencia aún no detalla las propuestas, pero ya hay algunos proyectos presentados en esa línea y me quiero centrar en el de alianzas electorales. Los congresistas Alejandro Cavero y Adriana Tudela (Avanza País) han propuesto que la valla electoral sea siempre del 5% de los votos válidos a escala nacional (sino se llega a ese porcentaje, se pierde la inscripción).
Es decir, que se elimine la “sanción” que actualmente aplica a las alianzas electorales, que consiste en que la valla se eleve en 1% por cada partido que se incorpora. Considerando que hay 27 partidos inscritos, 15 en proceso de inscripción y otros tantos en recolección de firmas, nuestras próximas elecciones serán, sin duda, fragmentadas. Esto hace que quienes sean elegidos diputados o senadores lo hagan con menos votos y con menor representatividad.
Cambiar la lógica para ‘premiar’ las alianzas –para tener menos candidatos– en lugar de sancionarlas tiene sentido. No creo que la regla deba ser igual para el que va solo y el que va en alianza–porque no son situaciones similares–, pero sí me parece razonable que, si algún partido se junta con uno o 10 partidos, su valla electoral sea del 6% en total, y no de un punto porcentual más por cada agrupación que sume. Necesitamos un incentivo así de fuerte para reducir la fragmentación. No asegura coherencia política, pero al menos puede elevar la representatividad.