El Congreso ha demostrado no tener una agenda clara. Semana a semana, los congresistas aprueban leyes con temáticas diversas, en las que lo único que resalta son las iniciativas en beneficio propio o las fórmulas diversas. Cuando han intentado centrarse en temas relevantes para el país, como la seguridad ciudadana, han dado espectáculos bochornosos como el ocurrido en la última sesión plenaria, en la que no pudieron ponerse de acuerdo para aprobar la norma de criminalidad sistemática (el nuevo nombre del “terrorismo urbano”), ni para realizar los ajustes a la ley de crimen organizado.
¿Qué debe ocurrir para que se aprueben temas positivos? Lo primero que se necesita es que se apruebe la agenda legislativa, que no es más que la lista de prioridades que el presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, debe articular con las 13 bancadas. Vamos por el tercer mes de su gestión y aún no se cuenta con este importante instrumento de gestión parlamentaria.
El segundo factor que puede incidir en la construcción de una agenda positiva tiene que ver con la capacidad de separar la paja del trigo. Esto último tiene que ver con una decisión política de la Mesa Directiva y la capacidad de sus equipos técnicos para detectar las iniciativas que pueden aportar debates serios y terminar en fórmulas positivas. A modo de ejemplo, podemos citar la nueva Ley de Contrataciones, que se aprobó en la anterior legislatura y fue trabajada de manera técnica por dos comisiones.
Temas de interés nacional existen varios en agenda. Uno de ellos es el puerto de Chancay y la necesidad de establecer una zona económica especial. Al respecto, existen cinco iniciativas de ley al respecto, siendo el último de Digna Calle (Podemos Perú) que, en su exposición de motivos, recuerda que ya existen zonas especiales de desarrollo en Tacna, Paita (Piura), Arequipa y Moquegua.
Esta medida además cuenta con el consenso de diversas entidades, tanto de autoridades políticas, como el alcalde de Chancay, Juan Alberto Álvarez, quien ha solicitado un pleno temático sobre el puerto; como de entidades técnicas, como el Colegio de Arquitectos de Lima. El decano de este último, Jorge Ruiz de Somocurcio, resaltó –en una mesa organizada por El Comercio– la necesidad de un marco jurídico ad hoc para evitar que con cada cambio de ministro se cambie la hoja de ruta. Es la primera señal de seriedad y de visión a futuro para la inversión del país.
En un país de inestabilidad política, lo que se requiere son reglas claras. El Congreso debe demostrar que, fuera de sus escándalos, es capaz de construir marcos normativos para grandes temas como Chancay. El presidente del Congreso debe poner a su equipo a trabajar en la construcción de una agenda parlamentaria, en lugar de construir una agenda propia. Hasta el momento, solo han conseguido que la gestión de Salhuana sea una extensión de la de su antecesor, Alejandro Soto, con la única excepción de que él sí declara a los medios.