Fernando Vivas

En este rincón hacemos campaña para ‘adelantar el ’. Por lo menos, que se apure la segunda que confirme que las para el 2024 ya son firmes. Fernando Tuesta, experto electoral y reformólogo, ha perdido fe en que este logre hacer alguna reforma de peso y pide que se vayan todos antes del 2024. Ha difundido, incluso, un cronograma de los pasos normativos –son varios– para volver a votar por primera vez un adelanto que permita elecciones y toma de mando en el 2023.

La Mesa Directiva del Congreso, presionada por todos los frentes y respondiendo a las súplicas de Dina Boluarte y Alberto Otárola acogotados contra las cuerdas, ha dispuesto ayer: “bueno, pues, adelantemos la próxima legislatura al 15 de febrero”. Podrían hacerlo para el 1 de febrero, apenas acabe la actual legislatura el 31 de enero, pero prefieren el 15 con la excusa de las reformas. Estas son importantes, pero ¿acaso lograrán los 87 votos para afirmar algunas en primera instancia? El lunes votaron la eliminación del voto de investidura y no lo consiguieron. Era una reforma poco controversial. La maldita investidura es detestada por oficialismo y oposición. La votación se puede reconsiderar, pero es un pésimo presagio de lo que podría ocurrir con reformas menos consensuales.

Propongo unas ideas para convencer al Congreso de que se apure y no use a las reformas como coartada. En primer lugar, decirle, graves y serenos, que varias de las más de 40 muertes ocurridas durante las protestas se deben a su indolencia. El Congreso mata al dilatar la votación del adelanto. Pregúntenle al Gobierno y a la PNP. En segundo lugar, que todos los gremios, grupos y personalidades que quieran contribuir con la paz, presionen al Congreso. Por ejemplo, la Confiep, que en lugar de acudir a cada invitación del Ejecutivo que ya saben que es proinversión y promodelo, visiten al Congreso como forma de presión. Háganles saber que ellos, con su dilación para votar el adelanto, contribuyen a paralizar el país.

En tercer lugar, trataré de ser realista y prudente al proyectar un escenario: el Gobierno ya no da para más si no convoca pronto a elecciones. Si no lo hace, Boluarte tendría que renunciar y pasarle la papa caliente a José Williams o a quien lo suceda luego de que una coalición de izquierda y centro busque censurarlo y poner a alguien de centroizquierda. Mientras vemos esas imágenes de anarquía en vivo y en directo, las calles de varias ciudades importantes seguirán agitadas. En Lima habrá movilizaciones en las que confluyan limeños con los pocos contingentes que hayan llegado de regiones. El Congreso y Palacio de Gobierno serán los principales objetivos. Los más radicales del ‘establishment’ ansiarán un golpe militar. Ya, caray, no la hagan larga.

Fernando Vivas es columnista, cronista y redactor

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