Un Fiscal de la Nación que ofrece una megainvestigación sobre algo que ya se investigó (el único Mega que podrá traer tendrá que comprarlo en un restaurante de comida rápida). Congresistas que, en un desmedido afán por llamar la atención, quieren hablar de Manuel Burga y lo confunden con el imitador de José José en “Yo Soy” (Carlos Burga). Un Presidente de la República que no tiene un diagnóstico serio sobre los problemas de seguridad en el país pero que sí puede lanzarse con un curioso análisis futbolístico sobre las diferencias entre Reimond Manco y James Rodríguez. Ninguno tiene honestos deseos para que el fútbol peruano mejore. Todos quieren subirse al coche del desprecio nacional contra Burga para ganarse la confianza perdida por no cumplir con sus promesas.
Esta guerra del fútbol en el Perú es el tesoro escondido que nuestros políticos tanto estaban esperando. Si nuestra selección pierde o gana hay un rebote anímico en la sociedad. Que tengamos un presidente en la Federación Peruana de Fútbol como Manuel Burga, tan incapaz para aplicar reformas en el balompié, produce un aluvión de antipatía con sabor nacional. Nadie lo quiere. Y para nuestra desprestigiada clase política este cuestionado directivo es la piñata soñada para darse un baño popular. Ser anti-Burga a cualquiera ayuda para subir un poco sus índices de aceptación.
Si el Congreso en verdad quiere ayudar a sacar este fútbol peruano de su laberinto tiene una tarea urgente: investigar los procedimientos para modificar la Ley del Deporte y revisar si es viable reducir o ampliar el universo de votantes en la Asamblea de Bases de la FPF. Así como está dispuesta la Asamblea, Burga ha navegado muy tranquilo apañando la informalidad en las Ligas Departamentales (quienes poseen 25 votos de un total de 41). ¿Quiénes poseen el bloque mayoritario entonces? Pues los mismos que organizan la Copa Perú, ese intento de torneo que son la burla hasta de los perros que se meten a la cancha. Eso debería cambiar. Y los Congresistas pueden ser decisivos para eso.
El fútbol es la cortina de humo perfecta para las autoridades del Perú y todo el Mundo. El opio del pueblo en su máxima expresión. Manuel Burga debe irse de la FPF, pero nuestros políticos poco ayudan pidiendo desafiliación FIFA desde el profundo desconocimiento. Desde la política no necesitamos discursos irresponsables para limpiar la imagen de nuestros alicaídos líderes, lo urgente aquí es ser más inteligentes que Burga para ganarle con sus propias reglas y sus propias normas. El fútbol peruano necesita a políticos que propongan una solución viable y legal para evitar autoridades casi perpetuas como Burga, no un Congreso bravucón que en vez de ganarle con leyes solo lo quiera disolver.
[Mi columna de hoy en El Comercio. Salimos todos los jueves]