A estas alturas, felizmente, la pregunta ya no es si habrá segunda ola de COVID-19 en el Perú, sino cuándo llegará y de qué magnitud será. Digo felizmente, porque para enfrentar algo tan terrible como un rebrote del virus, es necesario ser realista y saber qué es lo que se viene para poder estar mejor preparados que la primera vez, en lugar de aferrarnos a esperanzas con poco sustento como la de la inmunidad de rebaño o la llegada de la vacuna.
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