El 24 de junio, día de San Juan Bautista, patrono de la Orden de Malta, se conmemora un año más de esta institución milenaria.
La Orden fue fundada por monjes de Amalfi (Italia) quienes, patrocinados por los comerciantes de esa región, decidieron construir en Jerusalén, en el año 1070, un hospicio que pudiera alojar a los cristianos que venían de Europa en peregrinación al Santo Sepulcro y atender médicamente a aquellos que llegaban enfermos después de tan largo viaje. De esta manera, la base de la Orden de Malta, que persiste hasta hoy, es atender a las personas más necesitadas y muy especialmente a los enfermos.
Lamentablemente, la situación se puso difícil cuando las diferentes autoridades musulmanas de la región comenzaron primero a atacar a los peregrinos y luego a prohibir radicalmente la venida de cristianos a estas tierras musulmanas. Esto dio origen a una reacción muy fuerte en Europa, ya que se prohibía el acceso al Santo Sepulcro. Ante tan grave situación para el cristianismo, el papa Urbano II, en el año 1095, planteó la conquista de la Tierra Santa, controlada entonces por los turcos, y la instauración de un Estado cristiano. De esta forma comenzó la llamada guerra santa, con la participación como cruzados de nobles franceses y germánicos en su mayoría. La Orden entendió que su misión respecto de los enfermos y heridos debía ser ahora muy intensa pero que eran también necesarios guerreros para proteger adecuadamente a los peregrinos y a la cristiandad como tal. Y es así como asume un papel militar, agrupando a muchos de los cruzados que llegaban a Tierra Santa. Esto la convirtió, junto con los Templarios, en uno de los dos más grandes ejércitos cristianos de las cruzadas. En el año 1113 el Papa coloca a la Orden bajo la protección especial de la Santa Sede. Dadas las bases religiosas que los monjes italianos habían impuesto a su congregación, la Orden constituyó batallones de monjes-soldados, lo que era ciertamente una novedad. Su emblema fue la cruz de ocho puntas que representa la ocho bienaventuranzas.
Pero sucedió que los turcos retomaron Palestina y expulsaron a la Orden en el año 1291. Sin embargo, la Orden conquistó la isla de Rodas, donde permaneció hasta que Solimán el Magnífico tomó la isla, permitiendo que los caballeros de la Orden que quedaban vivos después del asedio y de las batallas pudieran dejar pacíficamente la isla en mérito a su valentía. Fue entonces que Carlos V cedió a la Orden, en propiedad y con soberanía, la isla de Malta, que pasó a constituir un nuevo país, bajo el dominio de la Orden, la que resistió a todos los ataques moros. Pero casi 200 años más tarde, Napoleón invade la isla en su camino a Egipto. La Orden se niega a pelear contra las fuerzas francesas porque sería una guerra entre cristianos. Más tarde, Inglaterra combate a las tropas napoleónicas y toma la isla. Pero no la devuelve a la Orden, aduciendo que ya no le corresponde por cuanto la abandonó a los franceses. El Papa otorga un palacio a la Orden en Roma. Sin embargo, aun admitiéndose siempre que la institución es soberana al igual que los demás países, no tiene soberanía sobre el palacio donde se encuentra su sede hasta el día de hoy.
En la actualidad, la Orden de Malta se dedica a auxiliar a los enfermos más pobres y a apoyar la educación en todos los países del mundo.
Concretamente, en el Perú la Asociación Peruana de la Orden asiste mensualmente a 11.000 pacientes en la clínica Divino Niño Jesús-Orden de Malta, en Lima. Asimismo, se da apoyo a un hogar de la tercera edad en Puno. Se suministran alimentos adicionales a una casa hogar y a un comedor de las correspondientes parroquias. En la zona de Amazonas se han realizado campañas médicas y de catequización y se ha contribuido a levantar la iglesia en una población de machiguengas en Satipo. Existe un proyecto interesante para, colaborando con la Marina de Guerra peruana, tener un barco hospital que visite las poblaciones nativas ribereñas del Ucayali y les brinde asistencia médica. En materia de educación, la Orden apoya a un colegio estatal en el cono sur de Lima, denominado precisamente Orden de Malta, con más de 4.000 alumnos, aportando mejoras en la construcción del local, como también libros, lápices, etc. A su vez, la Orden ha suministrado cuadernos y útiles de escritorio a más de 600 niños de Piura y de las comunidades nativas de la selva de Junín.
Y, ciertamente, no podía faltar en el trabajo social de la Orden el dar en Navidad alegría a 2.500 niños de hogares de bajos recursos en Piura, en los alrededores de Lima, en Cañete y en la selva de Junín, con regalos, entregas de panetón, chocolatada y fiesta musical.
La Orden de Malta del siglo XXI ha dejado la espada, pero tiene como compromisos la cruz y el corazón, que se expresan en el amor a los menos favorecidos.