Lima tiene hasta el momento 9 declarados aspirantes a la alcaldía. Lo más probable es que, a la vuelta de la esquina, aparezcan sus ofertas de seguridad, transporte, limpieza y servicios que se repiten cada 4 años, como en una lista de lavandería. ¿Pero qué tal si en estas elecciones, amigo lector, nos proponemos ser nosotros, la sociedad civil, los que construyamos la imagen de la Lima que queremos para vivir bien y la planteamos a los candidatos? ¿Qué tal si les preguntamos cómo harían para hacer realidad nuestros sueños, en lugar de que nos vendan cebo de culebra?
Lima y Callao tienen casi 10 millones de habitantes y continúan creciendo a un promedio de 150 mil habitantes al año. La capital presencia un crecimiento inmobiliario sin parangón en las últimas décadas y empiezan a ser realidad algunos de los grandes proyectos indispensables para una metrópoli, embalsados hace años, como el sistema de transporte rápido masivo. Sigue siendo, sin embargo, una ciudad con grandes desigualdades, inequitativa y desestructurada que cada 4 años elige autoridades confiando en que contribuirán a un desarrollo urbano más justo.
Los limeños queremos vivir mejor. Sentir que estamos en una ciudad que nos procura bienestar, aunque la percepción de bienestar sea diferente entre un barrio periférico y uno central. Exijamos que no nos den gato por liebre en esta campaña. Propongo una agenda diferente a la lista de promesas de siempre. Invito a pensar en: ¿Qué queremos para Lima?
En primer lugar, pensemos en cómo vivir con dignidad en Lima. Esto nos remite a exigir agua y desagüe para toda la población, 100% de recojo de residuos sólidos, incremento de áreas verdes y espacios públicos, y vivienda mínimamente decorosa para los que no tienen (con el Gobierno Central). En segundo lugar pensemos en cómo hacer una ciudad menos desigual y más inclusiva. Con una movilidad urbana que lleve a todos a cualquier rincón de la ciudad, con áreas verdes y paisajistas de calidad, protegiendo a los más vulnerables de los efectos del cambio climático.
Pensemos luego en cómo hacer una ciudad con oportunidades para todos. Ello quiere decir pedirle al gobierno local propuestas para promover empleo, disminuir la pobreza y ofrecer educación y salud de calidad. Finalmente: ¿Cómo llevar a cabo los grandes proyectos que Lima necesita para posicionarse en el mundo? Eso exige responder cómo se rescatará nuestro patrimonio, nuestra condición de ciudad marítima con tres valles, y continuar explorando y promoviendo nuestra gastronomía.
¿Cómo ponemos a los candidatos a responder en serio? Con el apoyo a los medios de opinión, los colegios profesionales y universidades, así como invitar a grupos de inversión para que señalen proyectos con responsabilidad social que necesitan alianzas público-privadas. Realmente ninguno de los candidatos llama la atención. Quizás en el camino alguno logre una sintonía especial con un mensaje sólido, convincente y encantador. Pago por ver.