En la columna pasada, “¿Cómo salimos de esta?”, sostuve que en un país con un Estado que no funciona, al estar inmersos en una crisis política, económica y social, le correspondía al sector privado liderar una salida. En respuesta, recibí una lista de preguntas que respondo porque desnuda, precisamente, a las grandes corporaciones.
“¿Solo los grandes empresarios están incluidos en tu definición de sector privado?”. La pregunta clásica para eludir responsabilidades, para decir ‘el sector privado somos todos’. Y cuando somos todos, en realidad, no es nadie. El sector privado llamado a actuar es, en primer lugar, el de las grandes corporaciones. Si tus ingresos son enormes, si tu poder es enorme, tu obligación debe ser proporcional. Estar en la lista Forbes y querer tener las obligaciones de un comerciante de Gamarra no tiene sentido.
“¿Qué implica participar en política?”. Política hacemos todos quienes vivimos en una sociedad. Cuando tomamos decisiones, al proponer reformas, al ir a votar, o cuando se decide pagarle la campaña a más de un candidato, o cuando un funcionario de la corporación asume cargos públicos y luego regresa a la corporación (la famosa ‘puerta giratoria’). Participar en política implica pensar en el desarrollo del país, que es algo muy distinto a creer solo en el desarrollo de las grandes corporaciones. E implica hacerlo de manera correcta, sin mercantilismo y sin corrupción. Significa asumir responsabilidad frente a un país. No en vano sostenía Platón que “el precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores”.
“¿Qué entiendes por liderar?”. Liderar es asumir una responsabilidad. A mayor educación y a mayor poder, mayor responsabilidad. Y esa responsabilidad es la que los grandes empresarios no quieren asumir en el Perú con la excusa de que los empresarios no deben hacer política. Un líder señala el camino, tiene ética y principios y sabe que liderar es servir. Saben tomar decisiones y, más que hacer preguntas, saben tener las respuestas y, sobre todo, saben relacionarse con los otros. Por eso, Bill Gates sostiene que un buen líder “busca el éxito, pero no olvida a los demás”. Es decir, para liderar hay que bajar del piso 19 y fajarse por el país, no negociar o comprar al poder de turno.
“¿La salida de la crisis es responsabilidad del sector privado o de la sociedad civil en su conjunto?”. La pregunta esconde, nuevamente, una huida. Aludir a la sociedad civil como un todo es lavarse las manos. Los principales responsables del sector privado son las grandes empresas. ¿O qué se pretende? ¿Que quien lidere sea aquel que no tiene financiamiento y al que ahogan con las políticas de pagos a proveedores?
“Necesitamos definiciones y aclaraciones de lo que quisieran que haga el sector privado y que no viene haciendo”. El sector privado tiene que cambiar la forma de hacer empresa y entender que tiene obligaciones con el país más allá de pagar impuestos. Tiene que educar sobre ciudadanía, democracia y libertad económica. Principios y ética. Debe promover una reforma política, convocar a gente capaz que quiera construir un país. Y pasa también por hablar desde los gremios y cuestionar a las empresas que no actúan de manera ética y que corrompen. Deben promover una reforma del trabajo, porque sabemos que el alto costo laboral hace imposible que la mayoría de empresas acceda a la formalidad. Tienen que invertir a través de Obras por Impuestos para cerrar las gravísimas brechas de acceso a servicios básicos y para que los niños y ancianos dejen de morir en heladas y friajes. Deben liderar proyectos contra la anemia;es inaceptable que el 40% de niños en el Perú sufra de ella. Tienen que financiar ‘think tanks’, hablar en voz alta y dejar de esconderse detrás del ‘greenwashing’. Deben dejar su lugar de espectadores mientras el país está siendo destruido. ¿Qué esperan? ¿Que los que menos tienen den la batalla por ellos?
Si a estas alturas los altos ejecutivos de las grandes empresas tienen todas esas preguntas, queda claro por qué estamos donde estamos.