La ministra de Justicia propone al presidente Vizcarra presentar una demanda competencial ante el Tribunal Constitucional. No quiere que el Congreso vote sobre la moción de “permanente incapacidad moral”. No quiere que el presidente se defienda ante el Congreso.
Es una mala propuesta. Hay que decirle al presidente Vizcarra: usted no hizo nada tan grave, no tiene nada que temer. Vaya, y defiéndase con la verdad.
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La posibilidad de una vacancia se ha caído. Lo indica la votación con la que se aprobó decidir sobre la vacancia. Las grabaciones “deslacradas” del testimonio de la asistente personal del presidente, también.
Se ha sumado a esta defensa del presidente Vizcarra el señor Richard “Swing” Cisneros. Afirma que lo que él dijo era un engaño porque sabía que lo estaban grabando.
La grabación de la voz del presidente, en realidad, no da prueba plena de mucho. Es un indicio para investigar. No es suficiente, por sí sola, para certificar una incapacidad moral de carácter permanente.
La explicación del presidente sobre lo que dijo en esa reunión será suficiente.
“No tenía memoria exacta de esas reuniones con Swing”. “Necesitaba hacer hipótesis sobre las razones por las que había visitado tantas veces Palacio”.
El presidente podría tentar respuestas como estas. Podría acompañarlas de fragmentos de la conversación no incluidos en la grabación.
Ojalá que en esos fragmentos que faltan, después de la primera reunión, se diga algo como: “Señora Morales, que este señor no vuelva a pisar Palacio de Gobierno”.
Lamentablemente, frente al peculiar señor “Swing” no cabe la desmemoria. O algún ser humano, por más presidente que sea, ¿se olvidaría de él?
En su mensaje a la nación el presidente ensayó defensas que, esperamos, no repita. Dijo que la revelación de los audios era un ataque de los grupos opositores a decisiones como la ley antimonopolio, la ley de medicamentos genéricos y la ley de los octógonos.
Esta acusación es gravísima. Los que se opusieron a esas leyes son golpistas y “montesinistas”. Con ello queda cancelada toda libertad de expresión y todo derecho a discrepar.
No se esconda tras las acusaciones de “complot contra la democracia”.
No siga por ahí, presidente. No se defienda hablando del opositor, sino hablando de usted y su verdad.
Tampoco use el inmoral argumento de “este no es el momento” o “estamos en plena pandemia”. Eso es un recurso del pragmatismo, que cree que un resultado práctico vale más que la verdad o la moral.
No se esconda en la pandemia.
Usted debe defenderse sobre la base de sus acciones. Si no son inmorales y, más aún, si no lo incapacitan de manera permanente en ese ámbito, usted no tiene nada que temer.
Nadie tiene la culpa de que Richard Swing haya visitado Palacio sino los que lo dejaron entrar. Nadie tiene la culpa de que su asistente lo vapulee exigiéndole temas laborales de su esposo, sino ella… y usted, de dejarse vapulear.
Nada de eso amerita una vacancia presidencial.
Aténgase a la verdad. No se esconda. No evite contarla.
Una demanda competencial no es buena defensa. Lo dejará ver como alguien que no quiere responder.
No tenga miedo. Después de todo, este Congreso solo existe por usted.