En defensa del elector, por Federico Salazar
En defensa del elector, por Federico Salazar
Redacción EC

La campaña electoral de revela que su equipo no conoce al electorado peruano. Y no tiene en cuenta la imagen que ella tiene.

No debe sorprender, por ello, que el mapa de las encuestas no haya cambiado en estos meses.

Desde julio hasta setiembre, las encuestas en Lima se han mantenido casi inalteradas. La información de Ipsos Perú así lo demuestra (El Comercio, 26/9/14, p. A2).

La actual alcaldesa quiso . Lo que era una clara inconsistencia frente a la palabra empeñada se quiso presentar como valentía.

”, quiso voltear la torta, pero no lo logró. Después, su campaña se orientó al tema de la corrupción. Gastó en eso algunas semanas, sin resultado.

Más adelante vinieron las alusiones a que no hablaba. Y de verdad que no hablaba. Pero, ¿debió ser ese un tema de campaña?

La realidad ha demostrado que fue un error. La gente conoce la imagen de Castañeda, y no le importa que no hable o que no sea muy elocuente.

Tampoco le importó al electorado que Fujimori, Toledo o Humala no hablaran bien. Puede haber muchas interpretaciones, pero es fácil percatarse de que esa no es, por sí sola, una desventaja electoral.

La encuesta de Datum sobre “roba pero hace obra” produjo una situación especial. Los que no querían sentirse aludidos quedaron en jaque. Les tocaba decir en ese momento: “Qué electorado tan inmoral”.

El principal acusado en esa revelación, en efecto, es la población. Pero, si uno busca los votos, ¿puede pelearse con los votantes?

La situación dejó en mala posición a la alcaldesa. Si el electorado es así de inmoral, ¿qué es lo que hay que hacer? No cabe otra cosa que abandonar la carrera electoral.

El aludido, por su lado, sostuvo que es víctima de una “guerra sucia”, y capitalizó la situación. Los candidatos pueden hacer prevalecer su interpretación de los hechos si tienen un prejuicio a favor. No si lo tienen en contra.

Para un candidato debe ser muy duro enfrentar la imagen negativa que puede haber de él. Un político, sin embargo, debe estar preparado para eso y evitar, a toda costa, el negacionismo.

Un buen saludo de Villarán a Castañeda en el debate hubiera tenido un mejor impacto en favor de ella. Pero es claro que la alcaldesa no pudo controlar sus sentimientos. Eso tampoco deja un buen mensaje al electorado.

Es una pena que no concursen solo los programas y las obras. Es una pena, pero así es. No se trata de una licitación, sino de un concurso político.

Los candidatos deben ubicarse en la realidad electoral, en primer lugar. Si tienen los pies en la tierra, tendrán alguna posibilidad.

Las elecciones tienen un gran componente emocional. Eso vale tanto o más que la demostración racional de las supuestas ventajas de un candidato.

Y las elecciones requieren, sobre todo, gran respeto por las preferencias y opciones del electorado. Sin ese punto de partida, nada se puede lograr.

Deseamos suerte a todos los candidatos. Pero más se la deseamos a la ciudad.