"Es muy pronto para establecer una relación causal más definitiva y multivariable entre la densidad, el tamaño de las ciudades, la desigualdad, las pandemias y el cambio climático". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Es muy pronto para establecer una relación causal más definitiva y multivariable entre la densidad, el tamaño de las ciudades, la desigualdad, las pandemias y el cambio climático". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Marco Kamiya

El mundo está atravesando por cuatro enormes conmociones: la desigualdad, la , la recesión y el cambio climático. Todas tienen diferentes orígenes, pero están relacionadas. La desigualdad y la segregación han exacerbado la expansión de la pandemia; el cambio climático ha provocado mayor fragilidad en los ecosistemas con la consiguiente generación de virus y bacterias. La recesión está siguiendo al confinamiento y puede conducir a una crisis económica global. ¿Son las ciudades culpables de las cuatro conmociones?

Para responder esa pregunta hay que dar un paso atrás, diferenciando los conceptos de las políticas. Los conceptos se basan en principios que son los fundamentos de una práctica o ciencia, mientras que las políticas urbanas son la aplicación de los conceptos al diseño del espacio urbano.

La planificación urbana tiene principios y conceptos esenciales tales como el tamaño apropiado de la densidad urbana para reducir los costos de infraestructura y permitir la provisión de servicios básicos; la ciudad compacta para minimizar la necesidad de transporte mejorando la calidad de vida evitando el estrés y la contaminación; la provisión mínima de espacio público para permitir la interacción de las personas en los vecindarios, alentando el intercambio y la prosperidad del entorno local.

La densidad es crucial. Las prácticas de urbanismo en países de alto ingreso y en áreas formales de las ciudades recomiendan densidad. Los planificadores tienen medidas de densidad ideales que se sitúan entre 9.000 y 15.000 habitantes por km2 dependiendo de la ubicación y de las condiciones de la ciudad. Pero en la planificación, esas recomendaciones son normativas y no hay acuerdo sobre las medidas óptimas. Por ejemplo, Jack Gehl, un arquitecto danés, sostiene que la densidad crea dependencia de automóviles provocando contaminación, congestión y segregación. Hay opiniones a favor y en contra, si, por ejemplo, Nueva York, Londres y otras grandes ciudades son modelos de ciudad, con áreas que tienen 30.000 habitantes por km2.

En economía urbana, la densidad es esencial porque las llamadas aglomeraciones económicas facilitan la interacción de las personas y el intercambio de ideas generando innovación. Las aglomeraciones promueven industrias a través de la mejor integración de sistemas productivos, y esas mejores condiciones para la industria conducen al surgimiento de empresas más productivas y competitivas. La densidad en economía es también un concepto que se opone a la dispersión urbana, que es la existencia de zonas periurbanas –o asentamientos informales– con baja población alejadas de los centros urbanos, elevando, e imposibilitando en muchos casos, la provisión de servicios básicos como agua potable, luz y desagüe.

La densidad urbana planificada es una recomendación basada en la experiencia y observación donde hay diversas variables entrelazadas que van desde el uso del suelo hasta el tamaño de las edificaciones en función del crecimiento poblacional, mientras que la densidad desde la economía urbana está vinculada a la eficiencia económica y, por lo tanto, tiene lazos con el desarrollo económico local e implicaciones para políticas productivas. Muchos economistas como Fujita, Krugman, Romer y Porter han estudiado este fenómeno.

A partir de la crisis que experimenta el mundo con la pandemia, la densidad está comenzando a ser cuestionada, además porque el contagio es más fuerte en las ciudades que han sido íconos de la densidad como las del sur de China, así como el norte de Italia y España. Pero al respecto, un reciente análisis del Banco Mundial (Fang & Wahba, abril 2020) muestra que, en el caso de las ciudades de Hubei, donde se inició la pandemia, no hay evidencia suficiente para culpar a la densidad. Asimismo, en otras áreas son numerosos los estudios que encuentran una relación directa entre mayor desigualdad del ingreso y el grado de urbanización, aunque hay también profusos análisis vinculando urbanización con crecimiento económico. La polémica va a continuar, aunque podemos decir que la urbanización no es la causa del problema, sino las políticas que se aplican en las ciudades.

Es muy pronto para establecer una relación causal más definitiva y multivariable entre la densidad, el tamaño de las ciudades, la desigualdad, las pandemias y el cambio climático. Según una anécdota, Albert Einstein preparó un examen a sus alumnos de física; uno de sus estudiantes le dijo que había un error porque eran las mismas preguntas del año anterior. Einstein respondió: “Las preguntas son las mismas pero este año las respuestas son diferentes”. Hay que mantener la mente abierta para modificar los principios y conceptos al trasladarlos a la política urbana, esta crisis debe ser una oportunidad.

*Los comentarios del autor no comprometen a la institución a la que pertenece.

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