En 1978 se celebró una conferencia fundamental en Almaty, Kazajstán. En ella, expertos en salud y líderes mundiales se comprometieron a impulsar la universalidad de la cobertura en salud mediante el fortalecimiento de la atención primaria de salud. Esta última es ofrecer una asistencia sanitaria esencial asequible a todos los individuos y familias de una comunidad. En dicho encuentro internacional se firmó la Declaración de Alma-Ata.
Cuarenta años después, en octubre último, Kazajstán volvió a acoger a la Conferencia Mundial sobre Atención Primaria de Salud. Y, nuevamente, se puso sobre la mesa estos temas y los países participantes firmaron una declaración: la Declaración de Astaná. Esta servirá como insumo para la reunión de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2019.
Asimismo, en el marco de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030, todos los Estados miembros de las Naciones Unidas han acordado tratar de alcanzar la cobertura sanitaria universal (CSU). Esta, según la Organización Mundial de la Salud, “implica que todas las personas y comunidades reciban los servicios de salud que necesitan sin tener que pasar penurias financieras para pagarlos. Abarca toda la gama de servicios de salud esenciales de calidad, desde la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos”.
Las cifras, sin embargo, nos muestran que estamos lejos de lograr ese objetivo. Hoy, cerca de la mitad de la población mundial carece de acceso integral a los servicios sanitarios básicos (pese a que la salud fue reconocida como un derecho humano hace 70 años). Más de 800 millones de personas –casi el 12% de la población mundial– gastan al menos un 10% de su presupuesto familiar para pagar servicios de salud. En el Perú hemos tenido grandes avances en materia de aseguramiento. Pero aún el 15% de la población no está asegurada y el gasto de bolsillo de las personas financia el 30% de los gastos en salud.
En CADE Ejecutivos 2018, la ministra de Salud, Silvia Pessah, mencionó que el sistema de redes integradas de salud permitirá garantizar la calidad y eficiencia de los servicios, tanto en los centros de salud como en los institutos especializados. Y esto es, justamente, potenciar el primer nivel de atención. En este esquema, las personas solo irían a un hospital especializado tras haber agotado esta primera opción. Este sistema de redes integradas de salud deberá organizar la prestación según criterios territoriales y poblacionales, y ofrecer una cartera de atención en salud en establecimientos de salud de 12 y 24 horas. Esto reemplazará las actuales categorías prestacionales, con el fin de asegurar la continuidad en la prestación de los usuarios.
A mediano y largo plazo, el enfoque de atención primaria de salud será esencial para abordar de manera sostenible el envejecimiento de las poblaciones y la multimorbilidad, que implica padecer dos o más enfermedades crónicas simultáneas.
Mañana, 12 de diciembre, se conmemora el Día Internacional de la Cobertura Universal de Salud (#UHCDay). Así lo estableció el año pasado la Asamblea General de la ONU para marcar el aniversario de su primera resolución unánime donde se pide a los países brindar atención médica asequible y de calidad a sus ciudadanos. Será un día en el que organizaciones internacionales e instituciones de la sociedad civil pedirán a los líderes que inviertan más y mejor en salud.
Lograr un sistema robusto solo será posible con compromiso político y un liderazgo enfocado en incluir, invertir e innovar. La atención primaria, con el foco centrado en las personas, debe ser el corazón de nuestro sistema de salud.