José Carlos Requena

Si el que lidera mantiene su comportamiento negligente, lo más probable es que, cuando finalice, se habrán socavado severamente los cimientos de una de las fortalezas económicas que el país había exhibido: la solidez de sus instituciones. Recientes hechos evidenciados por informados observadores del quehacer económico ahondan esa preocupación. , por ejemplo, no duda en ver en el gobierno de Boluarte una continuación del de , que –en conjunto– dejarán un legado que se resume en

Más recientemente, Augusto Álvarez Rodrich reseña el debilitamiento del señalando “su pérdida de liderazgo [...] dentro del gobierno para ordenar a todo el Gabinete, y fuera de este para persuadir con energía a quienes lanzan tomatazos, con más entusiasmo que conocimiento, al manejo económico sensato: , y medios” (“La República”, 23/4/2024). Como para dar asidero a estos hechos, se presenta una controversia sobre la estabilidad del Consejo Fiscal, ente autónomo de una solidez técnica indudable que servía de referente para los sucesivos gobiernos. El de Boluarte, en cambio, parece haberle bajado el dedo a su presidente, Carlos Oliva. Las sustentadas críticas del organismo al manejo gubernamental (con primero y con después) deben de haber causado gran incomodidad. En medio de ello, el presidente del Congreso, –silente en la mayoría de las ocasiones–, decidió reaccionar, a través de una carta dirigida a Boluarte, a unas declaraciones públicas de Arista, que en la víspera había señalado que el retiro de fondo de las era “una medida populista”. Para Soto, las afirmaciones de Arista carecen de “argumentos sólidos, socavan el proceso democrático y fomentan un clima de división y confrontación innecesario”. División y confrontación no es algo que se haya visto en un que más bien fue expeditivo en la promulgación de la norma. Por el contrario, en este y en el relajamiento de los límites de endeudamiento del municipio capitalino ha tenido reflejos pragmatistas, cuando no obsecuentes.

La institucionalidad económica, pues, parece mellada. A partir del 2016, la del MEF se había vuelto una silla voladora, casi casi como la del Hoy es, además, mucho más vulnerable a los embates políticos que carecen de sustento técnico.

Los próximos comicios deberían ser un escenario propicio para un pacto básico entre las fuerzas políticas para retomar la prudencia. Pero si persiste la polarización , cualquier pacto puede resultar muy ambicioso. Al menos puede aspirarse a un acuerdo básico: convertir la preservación de la institucionalidad económica en algo no negociable.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

José Carlos Requena es Analista político y socio de la consultora Público