"Se espera que puedan concretarse nuevas inversiones del país asiático, lo que viene muy bien, teniendo en cuenta el contexto actual en nuestro país".
El viaje de la presidenta Dina Boluarte a Beijing, por invitación de su homólogo Xi Jinping, es importante para el Perú, pues China es uno de nuestros principales socios económicos. El periplo presidencial se da, además, teniendo en perspectiva la próxima realización de la cumbre APEC y la visita del mandatario chino con ocasión de la inauguración del puerto de Chancay. Se espera que puedan concretarse nuevas inversiones del país asiático, lo que viene muy bien, teniendo en cuenta el contexto actual en nuestro país, donde no existe el mejor clima para la inversión extranjera, por la inestabilidad política y jurídica, el populismo económico del Congreso y el problema creciente de la inseguridad.
China, por su sistema político y porque cuenta con numerosas empresas públicas, puede tomar la decisión de invertir en países que no ofrecen las mejores condiciones, en función de sus objetivos geopolíticos. Esa característica le da una clara ventaja respecto de Estados Unidos y la Unión Europea en la competencia por tener una mayor presencia y capacidad de influencia en América Latina y en otros lugares del globo.
Naturalmente, un país como el nuestro debe buscar sacar partido de esa competencia.
Sin embargo, debido precisamente a las características del sistema chino, se requiere de prudencia a la hora de evaluar las propuestas de inversión, en especial en infraestructura. Hay que tener presente, en particular, la experiencia problemática del proyecto de las Nuevas Rutas de la Seda, por la que China, según las críticas, impuso condiciones duras a sus socios y, peor aún, sin permitir que los términos de los contratos sean plenamente conocidos. Países como Sri Lanka o Montenegro pueden dar fe de los riesgos involucrados.
Que el débil Gobierno Peruano esté urgido de exhibir una mejor situación económica se entiende, pero ello no debe llevarlo a hipotecar al país a ninguna potencia. Inversión sí, pero con la mayor transparencia y cuidando que nuestra soberanía no se vea mellada.
"El proyecto chino no solo abriría las compuertas a las inversiones conexas, sino que además colocaría al Perú en una mejor posición de negociación con China".
A estas alturas, tras la inversión que se ha hecho con el viaje de la presidenta Dina Boluarte a China, queda claro que el buque insignia es el megapuerto de Chancay, liderado por Cosco Shipping Ports. El proyecto chino no solo abriría las compuertas a las inversiones conexas, sino que además colocaría al Perú en una mejor posición de negociación con China.
En Shanghái, la presidenta Boluarte ha anunciado a inversionistas chinos su intención de desarrollar un hub logístico, tecnológico y multimodal que tendrá como cabeza de pulpo al megapuerto de Chancay. Un tentáculo es la ampliación del aeropuerto internacional Jorge Chávez; otro más es el incremento de muelles en el puerto del Callao, y la tercera extremidad es la construcción del futuro parque industrial de Ancón.
Como un pulpo también tiene ventosas, Boluarte ha ido a China en búsqueda de capitales para sectores priorizados como infraestructura, tecnología y energía, que operen con beneficios tributarios en una zona económica especial (ZEE), como se pretende declarar a Chancay. El objetivo es “convertir al Perú en el primer centro logístico en el Pacífico sudamericano”.
De allí el peso de la reunión en Shanghái de Boluarte con el presidente de Cosco para calmar las aguas sobre la decisión del Gobierno Peruano de interponer una demanda con el fin de anular la cláusula del contrato que le otorga la exclusividad a la empresa china de los servicios portuarios en Chancay. Hasta el momento no han trascendido los resultados de esta cita.
El desafío es grande considerando que el Perú no tendrá un control directo sobre la cabeza del pulpo y las inversiones chinas podrían terminar sujetando los tentáculos. Si bien algunos países de Sudamérica ya han expresado su interés en el megapuerto, otro tipo de inversores de EE.UU. y Europa se muestran recelosos de negociar con un puerto de dominio chino en territorio peruano.
Para China, se trata de un proyecto emblemático de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. En el marco de la cumbre de líderes de APEC, el presidente Xi Jinping inaugurará la primera etapa del megapuerto de Chancay, que se ha convertido en moneda de intercambio con China. Que se aproveche o no esta coyuntura será obra y gracia del Gobierno Peruano.