Gisella López Lenci

Todas las encuestas y predicciones indican que los estadounidenses están viviendo una de sus elecciones más reñidas. Con los estados claves (o ‘swing states’) empatados dentro de los márgenes de error, lo que ocurra el 5 de noviembre tiene la expectativa al tope. ¿ logrará convertirse en la primera mujer presidenta del país? ¿ recuperará la Casa Blanca pese a sus procesos judiciales?

está otra vez polarizado y cualquier error puede inclinar la balanza. Pero las encuestas vienen marcando una tendencia, algo que los expertos siempre señalan que se debe tener en cuenta: Harris ha venido bajando paulatinamente en los ‘swing states’, los estados claves que finalmente terminan decantando la elección y donde los candidatos no cesan de hacer campaña.

La demócrata parece haberse desinflado después del ‘momentum’ que consiguió apenas fue nominada en reemplazo del presidente Joe Biden, de quien además es su vicepresidenta. Con tan poco tiempo en campaña y siendo una figura casi de segundo plano en la administración de Biden, Harris consiguió darle al alicaído Partido Demócrata un impulso inusitado, pero que no se mantuvo. Poco a poco, el expresidente empezó a acortar distancias desde setiembre hasta llegar ahora a un empate técnico donde él tiene la delantera, por muy poco margen, pero cada voto cuenta, y mucho, en estos siete estados bisagra.

Para el ala más progresista del Partido Demócrata, Harris no ha sabido conectar con la clase trabajadora, pues ha apostado más por la clase media, donde consideran que están aquellos que sí irían a votar, un colchón importante teniendo en cuenta que los partidos tienen al ausentismo como gran rival.

Y un factor trascendental, que está dando muchos dolores de cabeza a los más liberales, es el cortejo de la vicepresidenta a aquellos republicanos descontentos con Trump, pero que fueron de los más conservadores durante la era Bush, como Dick Cheney y su hija Liz. “Nuestra plataforma es una gran carpa”, justificó el compañero vicepresidencial de Harris, Tim Walz. ¿Una gran carpa donde puede estar el responsable de la mentira de las “armas de destrucción masiva” que condujo a la guerra en Irak?

Harris, en su intento de quitarse la etiqueta de “comunista” impuesta por Trump, ha hecho campaña cuatro veces con Liz Cheney, excongresista republicana que ha sido una abierta opositora al exmandatario. Lo que se preguntan en el partido es si realmente esos votos sumarán más que aquellos que critican esta estrategia que puede terminar espantándolos de las urnas. Algo que, a estas alturas, no se pueden permitir si quieren derrotar a Trump.





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Gisella López Lenci es Periodista

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