Alonso Cueto

La realidad, tan cambiante a lo largo de los siglos, siempre ha producido situaciones absurdas, disparatadas, erráticas. Hoy podemos enterarnos en pocos días y semanas de algunas de ellas. Hay situaciones trágicamente absurdas como , que se inició a fines de febrero y que se continúa cobrando miles de vidas. El origen de esa tragedia es la soberbia de un líder alucinado con sueños imperiales. Las amenazas de armas químicas, la inflación y las hambrunas en el mundo que pueden venir de todo ello son incalculables. ¿Cuál es la razón para sostener una guerra en la que todos pierden? La vieja obsesión por el poder y sus fuegos fatuos.

Pero hay otras situaciones absurdas tan puntuales como esa. El sistema parece albergar una danza de poderes y de ostentación económica que sigue aumentando. Un joven futbolista noruego, , acaba de ser contratado por el Manchester City, que desembolsó cerca de cien millones de euros. Una estimación es que Haaland ganará más de 20 millones de euros al año. Algunos estiman su sueldo en US$65.000 diarios, con lo que ganaría cerca de US$3.000 por hora, incluidas sus horas de sueño. He leído en la prensa internacional que no es un sueldo excesivo. En un planeta con las desigualdades, la pobreza, la estrechez y las muertes por hambre y falta de recursos como el que vivimos, estos desembolsos me parecen inmorales, escandalosos y ridículos. Y el hecho de que yo mismo sea aficionado al fútbol, y al fútbol del City, me da algo de vergüenza en este momento. Nada de eso tiene que ver con el talento del noruego.

Hay otras situaciones absurdas, como cuando vemos que la vida íntima de las personas se ha vuelto una vitrina de exhibiciones. La actriz Jennifer Lopez, según informa la prensa, ha incluido una cláusula en su contrato matrimonial con Ben Affleck. Por la misma, ambos están obligados, en su rutina conyugal, a hacer el amor cuatro veces por semana. Me pregunto si escogerán el desayuno de los domingos para elegir los días de antemano y qué ocurrirá en caso de enfermedad de alguno (puede haber sesiones de recuperación, supongo). Esta operación que parece más un intento por llamar la atención es parte de la frivolización absoluta de la vida privada, algo normal en nuestros tiempos.

El Perú, productor de grandes obras y también de absurdos disparatados, no le va a la zaga al mundo. La mina , de la que depende la economía de Apurímac y buena parte de la minería peruana, sigue paralizada. Por otro lado, el señor anuncia una búsqueda no pacífica de una asamblea constituyente y recibe aplausos de sus seguidores. Luego, el presidente sigue atribuyendo los males peruanos al hecho de que él es discriminado. “Somos campechanos”, ha dicho, como si eso mismo fuera un elogio. La lista de absurdos sigue. Los cerronistas votan igual que los fujimoristas , se le niega el acceso a la prensa al Congreso, se revela la mafia de los hacedores de tesis (vimos en la televisión a una señora que se jactaba de haber escrito tesis de medicina sin saber nada sobre el asunto). Felizmente, hay algunos pocos manejos razonables que se mantienen en el poder; entre ellos, el ejercicio del Banco Central de Reserva.

El acoso del absurdo es tan generalizado que nos queda hacer lo mejor que podamos en nuestro trabajo y vida personal. Tratar de obrar con cordura y responsabilidad es un acto de sobrevivencia. Mientras tanto, llegarán absurdos nuevos, que eso nunca falta.

Alonso Cueto es escritor