Alonso Cueto

Hace un tiempo (no mucho) se consideraba que las guerras eran obsoletas porque iban en contra de los intereses de las grandes corporaciones. Recuerdo haber leído alguna declaración de un empresario conocido: nunca habría guerra entre dos países que tuvieran locales de alguna compañía transnacional en común. Muchos lo creíamos. El problema con los razonamientos optimistas es que ignoran una verdad que la se ha cansado de repetir. Lo dijo alguna vez Orson Welles en una entrevista: “el ser humano es un animal enloquecido”.

En unos pocos años se cumplirá el centenario de una novela que en su momento se convirtió en la más famosa historia antibélica. “Sin novedad en el frente”, del escritor alemán Eric María Remarque (1929), contaba la historia de Paul Baumer, un soldado de 20 años que va a la Gran Guerra henchido de fervor patriótico. Ya en el campo de entrenamiento, viendo a los soldados rusos prisioneros, Paul se da cuenta de qué parecidos son a los alemanes. Durante un bombardeo, Paul se pierde en un hueco donde apuñala a un soldado francés. Mientras lo ve morir, Paul le ofrece agua y trata de curar la herida que él mismo ha infligido. Muy pronto ha aprendido la lección. Las guerras son enfrentamientos entre desconocidos que no tienen ninguna razón para hacerse daño. Una vez que el soldado francés ha muerto, Paul encuentra una foto de su esposa y de su hijo. Luego, uno de los soldados alemanes va a decir: “En el ejército francés, la mayor parte de los soldados son trabajadores, obreros o empleados. ¿Por qué un herrero o un zapatero francés nos querría atacar? Son los gobernantes”. Luego, agrega: “Nadie les consultó si querían venir, y lo mismo nos ocurrió a nosotros”. A lo largo de la historia, Baumer comparte el terror de la trinchera con sus amigos. Más adelante, dice: “Teníamos 18 años y habíamos empezado a amar la vida. Ahora la hemos hecho estallar en mil pedazos”. Una de las escenas más conmovedoras del libro es el encuentro de Paul con su madre agonizante la noche antes de su retorno al frente. Es allí que pronuncia una de las frases famosas de la novela: “Tenemos tanto que decirnos y nunca nos lo diremos”.

“Sin novedad en el frente” está basada en las experiencias del mismo Remarque que fue a la guerra a sus 18 años. Cuando apareció, la novela vendió un millón y medio de ejemplares en un año. Sin embargo, tuvo muchos detractores; entre ellos, el naciente partido nazi que la acusó de atentar contra el orgullo alemán. Fue por eso que sus jerarcas hicieron una hoguera donde quemaron ejemplares del libro. Remarque y su esposa Julia encontraron refugio en los Estados Unidos. Después de su separación, el escritor mantuvo relaciones amorosas con Hedy Lamar, Dolores del Río y Marlene Dietrich. El romance con Dietrich duró varios años. Luego, el escritor conoció a la que sería el amor de su vida, la famosa actriz Paulette Godard, que había tenido otra relación larga con Charles Chaplin. Godard ha pasado a la historia como la actriz que pudo haber encarnado a Scarlett en “Lo que el viento se llevó” de no ser por su relación clandestina con el gran cómico. Aun así, tuvo una gran carrera.

La actualidad de “Sin novedad en el frente” acaba de traducirse en una estupenda película dirigida por Edward Berger, en . Muchas de sus frases podrían ser dichas por soldados rusos en Ucrania. El horror en sus páginas sigue vivo en Kiev. Ya lo explicaba Welles muy bien.

Alonso Cueto es escritor

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