"Sin embargo, no fue América Latina, sino el Asia y el África donde Mao volcó todo su empeño en acelerar la revolución socialista" (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
"Sin embargo, no fue América Latina, sino el Asia y el África donde Mao volcó todo su empeño en acelerar la revolución socialista" (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).

El libro que acaba de publicar Debate sobre el “Maoísmo, una historia global”, no está muy bien traducido al castellano, pero no es una obra literaria sino política, así que no importa tanto. En todo caso, sus más de setecientas páginas se leen de manera apasionante por las sorprendentes novedades que contiene. Su autora, Julia Lovell, una inglesa, profesora de historia en el Birkbeck College de la Universidad de Londres, habla y lee chino y se ha pasado muchos años sin duda investigando esta obra que describe los empeños de Mao Zedong por reemplazar a los dirigentes rusos como líder teórico de la revolución socialista que daría a los países pobres del mundo una doctrina y una organización que elevaría sus niveles de vida y su fuerza militar, lo que les permitiría aplastar a las democracias imperialistas.

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