Recién llegado de una visita oficial a Cuba, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dijo que probablemente no irá a la Cumbre de las Américas del 6 de junio en Los Ángeles a menos que el presidente estadounidense, Joe Biden, invite a Cuba, Venezuela y Nicaragua. Pero Biden no debería ceder ante este intento de extorsión.
En cambio, Biden debería decirle diplomáticamente a su colega mexicano algo así como: “Si quieres ponerte del lado de estas dictaduras en lugar de ponerte del lado de sus víctimas, OK quédate en casa”.
AMLO, tras regresar de su viaje a Cuba y calificar al dictador de la isla Miguel Díaz-Canel como “un extraordinario presidente”, dijo este martes que, si Biden mantiene su intención de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua de la cumbre, enviará a su secretario de Relaciones Exteriores a la cumbre en su lugar.
AMLO dijo que nadie debe ser excluido de ninguna cumbre. Sin embargo, convenientemente omitió mencionar que, bajo la regla aprobada en la Cumbre de las Américas del 2001 en Quebec, Canadá, cualquier ruptura inconstitucional de la democracia es “un obstáculo insuperable para la participación del gobierno de ese estado en la Cumbre de las Américas”. Algunos países sedes de la cumbre han violado esta regla, pero ahí está.
Asimismo, López Obrador omitió mencionar que México asiste habitualmente a varias cumbres regionales, como las de la Celac, que excluyen a Estados Unidos y Canadá.
Pero nadie debería sorprenderse de que AMLO esté subiendo de tono su discurso populista a medida que se acerca el final de su mandato en el 2024. A México no le está yendo bien, y AMLO está tratando de desviar la atención pública de las malas noticias económicas y sociales.
La economía de México está creciendo a un 2% anual este año, muy por debajo de las tasas anuales del 4% que prometió al comienzo de su mandato. La inflación está en 7,5%, su nivel más alto en más de 20 años.
La pobreza en México ha aumentado en al menos 3,8 millones de personas desde que López Obrador asumió el cargo, y la tasa de homicidio se mantienen en más de 33.000 al año. Y el gobierno de AMLO se ha visto afectado por varios escándalos de corrupción, incluido uno que involucra a su hijo.
Durante su viaje a Cuba, López Obrador anunció que su gobierno contratará a 500 médicos cubanos para trabajar en México, lo que provocó fuertes críticas de asociaciones médicas mexicanas. Grupos de derechos humanos han denunciado que las misiones de médicos cubanos en el exterior son una forma de esclavitud moderna, porque el régimen cubano se queda con la mayor parte de sus salarios.
Al acercarse a la dictadura cubana, y exigir que Biden invite a Cuba, Venezuela y Nicaragua a la cumbre, AMLO podría estar tratando de crear confrontaciones artificiales para desviar la atención pública de temas mucho más serios.
Biden debería tener esto en cuenta, y hacer caso omiso de la amenaza de López Obrador de no ir a la cumbre.
“Lo que López Obrador está haciendo es una extorsión descarada”, dice José Miguel Vivanco, exdirectivo del grupo de derechos humanos Human Rights Watch.
Pero Biden hará lo correcto si se apega a su decisión de no invitar a los dictadores latinoamericanos a la cumbre. Invitarlos no solo iría en contra del objetivo de la Cumbre de fortalecer la democracia en la región, sino que equivaldría a recompensar la represión.
Entonces, presidente Biden, no se preocupe por la amenaza de López Obrador. De hecho, puede que sea mejor que López Obrador no vaya, a que se presente y arme un alboroto sobre la ausencia de Cuba, Venezuela y Nicaragua, en lugar de contribuir a fortalecer el comercio y la democracia en la región. Dígale a AMLO: “No hay problema, presidente, nos vemos en la próxima”. Y una vez que cuelgue, dígales a sus asesores: “¡En buena hora!”.
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