El futuro puerto de Chancay firmó hace tres años un acuerdo con la Autoridad Portuaria Nacional (APN) que le da a su operador la exclusividad para prestar servicios portuarios. ¿Dónde? Pues en su propio puerto. Hoy la APN pretende revocar la autorización, con el argumento de que se estaría afectando la competencia si se mantiene vigente. No vamos a entrar en disquisiciones legales: si el directorio que la otorgó tenía o no facultades para hacerlo; si se puede o no revocar un acuerdo tanto tiempo después; si la exclusividad requiere o no autorización cuando el puerto es privado, como lo es Chancay. Nos interesan los ‘economics’.
El nuevo puerto debería ser, por sus dimensiones, un jugador importante, como se dice, en la logística del comercio exterior. Pero tiene que competir con otros puertos. El Callao está a solo 80 kilómetros. Al norte tiene a Salaverry y más allá a Paita. Las distancias son más grandes, pero no son nada para barcos que vienen del otro lado del mar. Teniendo que competir con otros puertos, ¿interesa si hay competencia en los servicios al interior de Chancay?
Supongamos que las tarifas portuarias se fijan libremente por la oferta y la demanda. El dueño del puerto es, en ese caso, el principal interesado en que los servicios auxiliares como el practicaje, el remolcaje y otros se presten al menor costo posible porque, de esa manera, puede cobrar un poco más, digamos, por el uso del muelle sin que a los dueños de la carga, que son los que finalmente pagan, les cueste más usar ese puerto que otros. Es el dueño del puerto el que tiene que evaluar qué le conviene más, considerando que cada dólar que gane prestando él mismo los servicios en tierra es un dólar menos que sus clientes tendrán para pagarle al barco.
El caso es distinto si las tarifas por el uso de los muelles están controladas. Ahí sí es factible sacar por los servicios lo que no se puede sacar por el alquiler del muelle. Ahí sí tiene sentido obligar al dueño del puerto a abrir los servicios a la competencia para asegurarles menores precios a los usuarios, aunque mejor sería liberar las tarifas, en lugar de poner una restricción sobre otra.
Y si queremos más competencia, hay que dejar que los puertos privados sean la regla, y no la excepción. No todos tienen que ser concesiones.