“¿El pollo está muerto? No, está frito. […] ¿Un pollo frito puede dar un Mensaje a la Nación?”, ha escrito en Twitter mi amigo , resumiendo muy bien lo complicado de la situación de y que, encima, esta crisis coincida con Fiestas Patrias, incluidos Te Deum, mensaje ante el Congreso, saludo del cuerpo diplomático, parada militar y almuerzo en Palacio con los altos mandos.

¿Con qué cara se va a presentar Pedro Castillo en todos estos actos públicos después de que los acontecimientos de los últimos días hacen evidente su intención de obstruir la justicia y aportan nuevas evidencias de su vinculación con la corrupción?

En solo una semana, hemos visto dos sucesivas crisis originadas por la destitución () del sexto ministro del Interior por la inequívoca razón de haber designado a cargo del equipo de policías que debe apoyar la labor de la fiscal Marita Barreto a cuatro coroneles íntegros, muy profesionales y con completa garantía de cumplimiento de las labores encomendadas.

No solo hay que defender este nombramiento y apoyar su trabajo, sino que hay que estar muy atentos a que los sectores mafiosos que hoy pueblan el Ministerio del Interior no arruinen tan promisorias carreras. Y esto nos remite al actual comandante general de la policía.

Habría que recordar que su predecesor fue sacado por ser muy vocal en sus declaraciones, especialmente en aquellas en las que señalaba el compromiso de la PNP para capturar a los fugados. Y que el actual comandante general Luis Vera fue puesto en el cargo por Dimitri Senmache, quien por buenas razones fue censurado por el Congreso por proteger a los prófugos.

Vera debería de saber que tiene todas las lupas puestas sobre la forma en la que actúe en relación con los evidentes intentos del nuevo ministro para evitar que el equipo especial pueda hacer su trabajo como corresponde. Si bien puede actuar bajo el imperio de la ley, también puede ser tentado y permitir que la policía sea usada políticamente por este agonizante gobierno. El tiempo lo dirá.

Esta primera crisis potencia cualitativamente el impacto de la decisión de de entregarse a la policía. Me cuentan que le hicieron llegar el mensaje de que no tardarían mucho en capturarlo y que, de entregarse y colaborar con la justicia, podría mejorar su situación jurídica significativamente.

De hecho, ya está trabajando con la fiscalía desde hace algunos días. De lo que se conoce, ha señalado que Pedro Castillo le encargó a organizar su fuga. Camacho es, por cierto, el mismo personaje que Castillo le quiso imponer a Mariano González para viceministro.

Tengo entendido que Pacheco ha admitido también que, con participación de Castillo, se cobraron US$25.000 a varios coroneles para ascender a generales. Entre los muchos temas sobre los que Pacheco puede dar información valiosa hay que incluir las reuniones secretas en Sarratea y, asimismo, deberá corroborar, o no, los decires de Karelim López y Zamir Villaverde en múltiples otros asuntos.

No habría que descartar, por cierto, que esto lleve a Juan Silva a unirse al grupo de colaboradores eficaces; después de todo, tarde o temprano será capturado y la conjunción de delitos por los que se lo investiga podrían asegurarle un par de décadas en prisión.

Estamos casi al nivel de la “pistola humeante” en manos de Castillo, aquella que solo los que no quieren ver lo obvio reclaman para aceptar la responsabilidad del presidente.

Todo queda ahora en manos del Congreso y será allí donde se resuelva la parte terminal de esta crisis, o que no se resuelva, una hipótesis que de ninguna manera se puede descartar.

No olvidemos “la chanchita”. Un fin de semana de diciembre circuló como reguero de pólvora que “Cuarto poder” iba a difundir un audio que comprometía inequívocamente a Castillo en actos de corrupción. Aterrado, este quiso hacer un control de daños preventivo que, más bien, fue una casi confesión de culpabilidad. “Voy a contarles un secreto que no quería decirlo y vengo a decirlo en Vidawasi, estoy haciendo una chanchita, estoy haciendo los ahorros, para darles a los niños, para salvar a los niños huérfanos del país que voy a sustentarlos en algún momento”. ¿A qué niños se refería como los beneficiarios?

Silencios que duelen. nos refresca la memoria sobre el compromiso que asumieron los dos candidatos para la segunda vuelta del 2021 ante la enorme desconfianza hacia ambos. “No se han pronunciado la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, ni la Comisión Episcopal de Acción Social, ni la Unión de Iglesias Cristiana Evangélicas que se comprometieron a ‘garantizar’, con su activismo, el cumplimiento de la Proclama Ciudadana que juró cumplir Castillo si ganaba las elecciones”. Entre ellas, “proteger la lucha contra la corrupción, y no interferir la labor de investigación, que realizan […] fiscalías, policía”.

Por mi parte, me gustaría conocer la posición de las universidades. ¿O se puede formar a las nuevas generaciones en una burbuja?

Carlos Basombrío Iglesias es analista político y experto en temas de seguridad

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