María Cecilia  Villegas

El capitalismo es responsable de los grandes avances de la humanidad. El, la satisfacción de necesidades, la reducción de pobreza, la mejora de indicadores como la mortalidad materna, la mortalidad infantil o el aumento en la expectativa de vida, la posibilidad de calentar hogares, la mejora en nutrición, los avances de la tecnología y la conectividad se han producido gracias a la innovación que genera la privada.

Y, sin embargo, para el 48% de los peruanos, los empresarios en el hacemos más daño que bien al país (Ipsos 2023 por encargo de Capitalismo Consciente Perú y KAS Perú). Estas cifras nos deberían llevar a una reflexión. Porque sin duda estamos fallando y deberíamos repensar nuestra forma de hacer negocios y como nos desenvolvemos en la sociedad.

Este descrédito del sector empresarial peruano, ¿es gratuito? Difícilmente. El mercantilismo y la corrupción son una realidad en nuestro país. ¿Quiere esto decir que todos los empresarios son corruptos o mercantilistas? De ninguna manera. Hay empresarios haciendo grandes cosas y contribuyendo desde sus espacios a mejorar la vida de sus trabajadores y consumidores y a construir un país. Y, sin embargo, esos mismos empresarios que construyen rara vez levantan la voz para cuestionar a los corruptos y mercantilistas. Pero tampoco lo hacen para defender a aquellos que por sus ideas son satanizados en un país en el que la persecución política se ha vuelto la norma. ¿Cuántos han levantado la voz por el atropello que vive Ricardo Briceño, expresidente de la Confiep, perseguido judicialmente? ¿Quién se atreve a cuestionar públicamente y transparentar el abuso de las empresas del ‘club de la construcción’? Veamos más allá de Odebrecht. La empresa Obrainsa le habría entregado un millón de soles a Martín Vizcarra para adjudicarse el proyecto Lomas de Ilo y un consorcio formado por ICCGSA e Incot le habrían dado S/1,3 millones para obtener la licitación del Hospital de Moquegua. ¿Por qué no nos atrevemos a cuestionar con nombre y apellido a los dueños de esas empresas, a sus directores y a sus gerentes?

Entonces, ¿es suficiente con sostener que en realidad el problema es que los empresarios y las empresas no comunicamos adecuadamente lo que hacemos y que, por ello, se trataría solo de un problema de comunicación? Difícilmente.

Un estudio de Ipsos sobre populismo en 28 países encontró que para 9 de cada 10 peruanos, la economía de nuestro país está manipulada para beneficiar a los ricos y poderosos. Y, por esa razón, el 72% cree que necesitamos a un líder fuerte para recuperar el país de los ricos y poderosos.

El problema es que, como me dijo un sociólogo arequipeño hace unos días en una reunión con la sociedad civil, la percepción de las personas se convierte en su realidad. Y es muy difícil cambiar la percepción solo con estrategias de comunicación y discursos.

Actualmente, hay diez millones de peruanos que viven en la pobreza incapaces de satisfacer las necesidades mínimas y abandonados por un Estado inexistente. Si desde el sector privado no nos ocupamos, difícilmente lograremos que este país sea viable. ¿Y qué negocios pueden ser sostenibles en un país que no lo es?

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

María Cecilia Villegas CEO de Capitalismo Consciente Perú

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