Rolando Arellano C.

Como evidencia de que los malos momentos pueden generar cosas positivas, está el reciente comunicado de los Empresarios Unidos por el Perú, que puede marcar un hito en el futuro del país. Veamos.

Si se analiza con detenimiento el comunicado, su contenido va mucho más allá de mostrar la preocupación del sector productivo por la difícil situación económica de las mayorías del país y por la convocatoria a una eventual asamblea constituyente. Más bien, por encima de esos aspectos, que en el futuro serán anecdóticos, muestra por primera vez en la historia a un sector productivo peruano grande, inclusivo y unido.

Grande porque las 200 o más organizaciones firmantes representan a las más de tres millones de empresas registradas (una empresa por cada 11 peruanos; siete si se cuenta a las informales). De hecho, cuando aquí hablan los empresarios, hablan al menos una de cada dos familias peruanas (“Perú, el país más empresario del mundo”, ).

Incluso porque si para criticar o desautorizar al empresariado sus enemigos se referían a la Confiep, que, según ellos, defiende solo los intereses de los grandes, las firmas de este comunicado los contradicen. Allí encontramos a la Confiep, pero en el puesto 16, mucho después que Gamarra y los panaderos, en una lista de medianos, pequeños y grandes, artesanos e industriales, productores y comerciantes, limeños y provincianos, y donde figuran tanto la SNI como la Asociación de Mujeres Tejedoras de Punto Peruano. Una lista donde el orden de aparición parece estar dado únicamente por el azar y por el alfabeto.

Mejor aun que lo anterior, muestra un sector productivo unido. Así, en el comunicado no se habla de empresarios y de emprendedores, nombres que se acostumbra a usar equivocadamente para diferenciar a grandes y pequeños, sino que todos se identifican como “empresarios emprendedores”. Empresarios porque administran sus empresas y emprendedores porque las crean, las emprenden. Unidos, además, más allá de sectarismos o partidos políticos, no solo en el papel, sino hasta físicamente, en la conferencia de presentación del documento.

En fin, además de expresar públicamente su orgullo por su inmenso aporte productivo al país, cambiando la costumbre de recibir callados las críticas a su trabajo, es claro que esta declaración de los empresarios va mucho más allá de los cambios urgentes que pueda lograr. Creemos que ella marca un momento fundamental para el futuro del Perú, el momento en que, gracias a la incomprensión y al ataque a la libre empresa, se ha sembrado la semilla de un país de creadores de trabajo y de bienestar, unidos. Toca hacerla crecer. Que tengan una gran semana.

Rolando Arellano C. es presidente de Arellano Consultoría para Crecer