La epidemia suiza, por Jürgen Schuldt
La epidemia suiza, por Jürgen Schuldt
Redacción EC

Cuando se desató la gran recesión en Estados Unidos y se contagió posteriormente a la Eurozona, los capitales de medio mundo buscaron refugio en el franco suizo, conocidamente la divisa más estable, sólida y confiable. La gran y cada vez más acelerada demanda del –incluidas la especulativa y la de orígenes non muy sanctos– motivó una espectacular sobrevaluación del franco suizo. En enero del 2010 el tipo de cambio era de 1,50 francos suizos por euro y en agosto del año siguiente ya se cotizaba a 1,10: una revaluación del 27%. Como tal, la economía suiza estaba sufriendo una típica “enfermedad holandesa”: pérdida de competitividad y potencial quiebra de las empresas exportadoras manufactureras, agropecuarias y turísticas.

Frente a ese huaico de divisas que ingresaba cada vez más aceleradamente y ya que la mitad de las exportaciones suizas fluía a la Eurozona, el decidió –en setiembre del 2011– establecer un “piso” de 1,20 francos suizos por euro. El BNS se comprometió a sostener el tipo de cambio defendiéndolo a toda costa para que no cayera por debajo de ese nivel. Y así fue: durante 40 meses, el tipo de cambio se mantuvo prácticamente fijo al nivel de 1,20 por las intervenciones del BNS, ¡lo que le costó la friolera de 330 mil millones de francos suizos!

En las primeras dos semanas de enero de este año, el BNS debió vender casi 50 mil millones de francos suizos para mantener el “piso”, cifra que ya no parecía sostenible para el directorio del banco central. Esa avalancha y el pálpito de que el Banco Central Europeo aplicaría una política monetaria extremamente expansiva (que debilitará el euro), la que de hecho se inició el jueves pasado (similar al ‘quantitative easing’ de Estados Unidos), lo que gatilló la drástica medida de soltar el tipo de cambio suizo de golpe, el 15 de este mes. A lo que la autoridad monetaria añadió una aun mayor reducción de la tasa de interés, de -0,25% a -0,75%, para intentar espantar a especuladores y depositantes extranjeros; y, en efecto, ya varios bancos han aplicado este “impuesto” a los ahorros a partir de cierto monto. 

En los diez días que han transcurrido desde que se promulgaron estas sorpresivas medidas, consideradas “históricas” y de impacto global, el franco suizo volvió a cotizarse al alza: hace unos días prácticamente alcanzó la paridad (0,9988 francos suizos por euro), equivalente a una revaluación del 17%. Como de por sí, al piso fijado en 1,20, el tipo de cambio estaba sobrevaluado, por la reciente revaluación hoy podemos hablar (ya no basta decir que sufre una enfermedad holandesa) de la “peste suiza”, epidemia que amenaza enterrar a empresas y bancos suizos, instituciones financieras foráneas y la masa de prestatarios extranjeros que se endeudaron en francos suizos por las irrisorias tasas de interés que cobraban. 

Aumentará la desocupación y el crecimiento ya no será de 1,8%, sino de 0,5% (estimado UBS) como consecuencia de la flotación. Los expertos opinan que un tipo de cambio por debajo de 1,10 francos por euro no podría ser digerido por la mayoría de empresas exportadoras, lo que significa que el BNS tendrá que seguir interviniendo en el mercado cambiario. No debería sorprendernos que este proceso sea el preludio de una “guerra de divisas” a escala global, especialmente si le añadimos las medidas que adoptara el jueves el Banco Central Europeo.