A juzgar por lo que escuché del jefe de asesores sobre asuntos latinoamericanos de la Casa Blanca, Mauricio Claver Carone, y otros altos funcionarios estadounidenses, el gobierno del presidente Trump cree que el dictador venezolano Nicolás Maduro está cada vez más aislado, debilitado y en vías de salida.
Antes de analizar si todo eso es realista, veamos lo que están diciendo. Claver Carone me dijo que las sanciones económicas de Estados Unidos contra el monopolio petrolero estatal de Venezuela, PDVSA, tendrán un impacto devastador.
Las ventas de petróleo a Estados Unidos representaban el 85% del ingreso en efectivo del régimen de Maduro, o unos US$11 mil millones al año, dijo. Maduro se va a quedar sin dinero en efectivo, explicó.
“Entendamos que nadie le es leal a Nicolás Maduro por ideología, ni por religión. Toda la estructura que él ha mantenido para usurpar el poder ha sido por arreglos financieros con la cúpula militar y otros”, dijo Claver Carone. “Eso ya se acabó”. Maduro ahora está enviando emisarios a todo el mundo tratando de retirar depósitos en bancos extranjeros, pero las nuevas sanciones de Estados Unidos a las instituciones financieras extranjeras que transfieran dinero al régimen venezolano harán eso cada vez más difícil, aseguró.
Pero, ¿Rusia y China no rescatarán al régimen de Maduro?, le pregunté. “No, no”, respondió. “Maduro le debe más de US$20 mil millones a China y más de US$10 mil millones a Rusia. Cualquier exportación que haga a esos países está siendo usada como pago de lo que se les debe. Así que ninguno de estos países le va a dar efectivo”.
Cuando le pregunté cuánto tiempo Maduro podría mantenerse en el poder con sus reservas monetarias actuales, Claver Carone se negó a especular, pero afirmó que Maduro “está en un callejón sin salida”. No hay manera de que pueda manejar un país ni mantener su red de sobornos sin acceso a los ingresos de las empresas estatales”.
Otros funcionarios estadounidenses muestran un optimismo similar, aunque algunos advierten en privado que para que las sanciones de Estados Unidos sean plenamente efectivas, tendrán que ir acompañadas por medidas similares de la Unión Europea. Hasta ahora, la mayoría de los países europeos han reconocido al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el presidente legítimo de Venezuela, pero no han impuesto sanciones económicas a las compañías estatales venezolanas o a los bancos que manejan sus dineros.
Gran parte del dinero del régimen de Maduro está en los bancos europeos, especialmente en España, dicen fuentes del gobierno de Estados Unidos.
“El país clave es España”, me dijo un funcionario estadounidense. “Ese es el país donde la mayoría de los altos funcionarios de la dictadura de Maduro tienen su dinero, tienen propiedades y tienen a sus familiares”. Y ese es el país donde todos quieren ir a vivir.
Miembros de la oposición venezolana han intentado convencer al Gobierno Español de que les ofrezca asilo a los generales más cercanos a Maduro como parte de un posible acuerdo político. Sin embargo, los funcionarios del Gobierno Español se muestran renuentes a hacerlo, en parte por temor a posibles demandas judiciales por amparar a violadores de derechos humanos.
Desafortunadamente, el gobierno de Trump tiene muy poca influencia para convencer a los europeos de que aumenten sus sanciones contra Venezuela. Trump es casi universalmente odiado en España, Alemania, Francia y otros países clave de Europa, entre otras cosas por sus repetidas amenazas de salirse de la alianza militar OTAN. Puede que los pronósticos de los funcionarios estadounidenses sobre la posible caída de Maduro sean meras expresiones de deseos o parte de una guerra psicológica, o simplemente demagogia política para tratar de ganar votos venezolano-americanos y cubano-americanos en Florida.
Pero si Trump realmente quiere terminar con la dictadura en Venezuela, tendrá que recurrir a la diplomacia multilateral por la que tanto ha criticado a sus predecesores y coordinar sanciones conjuntas con Europa. Sin la ayuda de países como España, la salida de Maduro podría durar más de lo esperado.
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