A estas alturas, y a la luz de los malos resultados obtenidos tanto en el frente económico como de salud, ya se puede encontrar un relativo consenso sobre el mal manejo que ha tenido el Perú de la crisis ocasionada por el COVID-19. El beneficio de la duda se acaba cuando demanda negar lo evidente. La pregunta nunca fue si la cuarentena total que experimentamos salvó vidas o no. Seguramente salvó varios miles. La pregunta es si aplicando lo que todo el mundo ya sabía en su momento –contact tracing, atención en puntos de contagio, pruebas de calidad masivas, restricciones diferenciadas por zonas, etc.–, se pudo haber implementado una cuarentena menos restrictiva para la economía y a la vez más efectiva para la salud.
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