Al reducir su tasa en 50 puntos básicos este miércoles, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) ha cerrado el capítulo de altos costos de financiamiento que empezó a escribir en el 2022 para combatir la inflación, y ha empezado a delinear uno nuevo enfocado en abaratar los créditos para incentivar el crecimiento de la economía y la generación de empleo.
Es difícil predecir cuál será el final de esta historia. A juzgar por el alza de las acciones de empresas estadounidenses ayer, el agresivo recorte de la FED está generando optimismo entre los inversionistas respecto del futuro de la economía de EE.UU. Pero podrían bastar algunos datos decepcionantes para que esta esperanza se transforme en pánico y que se vea la reducción como una medida desesperada ante una crisis económica inevitable.
En todo caso, lo que está en el horizonte para el Perú y el resto de las economías emergentes en esta nueva era de menores tasas en EE.UU. es una serie de oportunidades que deberíamos estar listos para aprovechar.
Acostumbrados a los altos rendimientos en la principal economía del mundo, los capitales se han mantenido cómodamente estacionados en ese país. Sin embargo, tras la reducción iniciada por la FED, tendrán que desperezarse y levantar la mirada para buscar oportunidades en otros mercados.
En este escenario, sería ideal que el Perú hubiera mantenido su imagen como un destino de altos rendimientos y considerable seguridad para las inversiones. A puertas de las elecciones, solo los aficionados a los deportes de aventura –o a las apuestas de corto plazo– podrían mirarnos con buenos ojos debido a la inestabilidad política, el deterioro de la sostenibilidad fiscal, la irresponsabilidad del Congreso y la falta de respeto a los contratos de concesión, que nos dejan en una posición poco ventajosa en el inicio de esta carrera por los capitales que empezarán a moverse.
Más daño aún hace el hecho de que, más de una semana después de la renuncia del directorio de Petro-Perú, aún no tengamos certeza respecto de quiénes estarán al mando de la transformación que nos promete el Ejecutivo, luego de volver a regalarle recursos que deberían ser destinados a resolver otras reales urgencias. Quien aprovechará las oportunidades de esta nueva era será el BCR, que tendrá más holgura para seguir recortando su tasa clave, reduciendo los costos de financiamiento e inyectándole más combustible a la economía sin tener que preocuparse por gatillar un alza imparable del tipo de cambio.
Lástima que el resto del aparato estatal esté más preocupado en ver cómo se mantiene en el poder que en lograr que el Perú aproveche oportunidades como las que se pueden abrir tras la decisión de la FED.