Maria Cecilia  Villegas

El filósofo Bertrand Russell sostenía que “la ciencia siempre se ha preciado de ser empírica y creer solo aquello que pudiera verificarse”. Y es que la evidencia permite demostrar una realidad irrefutable. Sin embargo, en el no nos caracterizamos por basar nuestras ideas en evidencia. Por el contrario, las ideologías y los dogmas, muchas veces probadamente equivocados, han guiado nuestras decisiones.

En el campo de las políticas públicas se promueve la política basada en evidencia, esto es, que se busca implementar políticas públicas que hayan demostrado ser efectivas para resolver un problema social concreto. Para ello es necesario identificar cuál es el problema, su origen, causas y medir el impacto que genera, cómo este problema ha sido tratado con anterioridad (nacional e internacional) y qué acciones han tenido un impacto positivo en eliminarlo o en reducirlo. Esto requiere de la existencia de información de alta calidad de diversas fuentes. Así, la investigación científica contribuye en la solución de un problema y fortalece el marco institucional. Aquí la ideología deja de tener valor frente a lo probado. Porque, como decía Cicerón: “la evidencia es la más decisiva demostración”.

La evidencia demuestra que el aumento de la participación de las en la fuerza laboral es una de las tres trasformaciones estructurales que explican el avance social y la reducción de pobreza en Latinoamérica (PNUD). El acceso de más mujeres a trabajos remunerados ha tenido un impacto importantísimo en el desarrollo y ha venido acompañado de más años de escolaridad femenina. Sin embargo, pese a haber alcanzado un nivel de educación más alto y que hoy el 59% de las mujeres nacidas entre 1995-1999 tiene educación superior frente a un 54% de los hombres, aún no hemos logrado iguales resultados en cuanto a salarios ni en acceso a posiciones de liderazgo. Las mujeres enfrentan distintas barreras para lograr su crecimiento profesional.

Al comparar hombres y mujeres bajo las mismas condiciones, esto es, con similares niveles de educación, experiencia, trabajos y responsabilidades, existe una diferencia salarial del 15% en promedio (Enaho-INEI, Apoyo Consultoría). ¿Cómo se explica esta brecha salarial? ¿Qué la motiva y qué impacto tiene? Sobre todo, cuando uno de cada tres hogares en el Perú es conducido por una mujer (INEI). McKinsey encontró que promover la igualdad de las mujeres en el acceso a trabajos agregaría US$12 billones al crecimiento global. Esto es, la falta de equidad entre hombres y mujeres tiene un impacto económico importante. O, visto de otra manera, lograr una mayor participación de mujeres en el mercado laboral y, sobre todo, que lleguen a las posiciones más altas, y cerrar la brecha salarial es una gran oportunidad económica para el país.

Pero el 41% de las mujeres profesionales no regresa a trabajar luego del nacimiento de su primer hijo. Esto, porque las mujeres asumen la mayoría de las obligaciones domésticas, dedicando una parte importante de horas a actividades no remuneradas y limitando sus oportunidades económicas. Las mujeres dedican 13 horas semanales más al trabajo doméstico y de cuidado que los hombres. Siete de cada 10 nuevos emprendimientos en el Perú son liderados por mujeres (CCL). Sin embargo, a nivel global, las entidades financieras no ofrecen créditos a empresas manejadas por mujeres bajo las mismas condiciones que se los ofrecen a empresas dirigidas por hombres. Como resultado, la mayoría de mujeres (68%) considera que asegurar el financiamiento es una de las dificultades más grandes que deben superar (ONU Mujeres). ¿Qué explica esta situación?

El acceso de las mujeres a posiciones de liderazgo empresarial es limitado. Solo el 4% de los directorios de las empresas en el Perú es presidido por una mujer (EY). En promedio, las mujeres están solo en el 13% de los cargos directivos y en uno de cada nueve gerencias generales. Ello, pese a que la presencia de mujeres en los directorios ha demostrado tener un impacto positivo en variables como mayores activos, mayores ingresos y mayor compromiso de sus trabajadores. Las compañías con tres o más mujeres en sus directorios obtienen mejor rentabilidad sobre su patrimonio, lo que provoca que la valorización de dichas compañías aumente en el mercado.

Todo lo anterior es evidencia. Ni feminismo ni ‘wokesismo’. Evidencia pura y dura.

Maria Cecilia Villegas es CEO de Capitalismo Consciente Perú