Más de 700 alcaldes han regido Lima desde la Colonia. Este abultado número se debe a que en el Virreinato la estructura del cabildo metropolitano estaba compuesta por dos alcaldes ordinarios con funciones distintas que incluían la administración de justicia y la defensa de la ciudad.
Este sistema continuó hasta bien entrada la República pues, como muchas otras estructuras políticas, económicas, sociales y hasta ideológicas, el Virreinato estaba enquistado como garrapata bajo el faldellín de la nueva República.
Un año duraba el cargo y en la única tradición que ha sobrevivido hasta el día de hoy, el período empezaba el primero de enero. La alcaldía se interrumpió dos veces, una por diecisiete años, entre 1840 y 1857 por indecisión constitucional; y la otra por estado de sitio en 1882.
Alcaldes durante la Colonia los hubo de varias layas, incluyendo al famoso Nicolás de Ribera, que repitió el plato varias veces y en cuya descendencia también hubo alcaldes; Melchor Malo de Molina, cuyas propiedades formarían el Monterrico actual; Bentura Jiménez Lobatón y Azaña, quien emprendió la reconstrucción de Lima luego del cataclismo de 1746; Agustín de Landaburu y Ribera, quien con su propio peculio construyera el coso de Acho y luego Hipólito Unanue se encargara de ser tutor de su hijo; así como Isidro de Cortázar y Abarca, el alcalde de la Independencia.
En la República muchos alcaldes fueron vitales para la ciudad, como Rufino Torrico, a quien le tocó lidiar con la entrada de los chilenos a la ciudad; y Manuel Pardo, que antes de ser presidente modernizó el manejo de la ciudad en una de las gestiones más eficientes y transparentes de la misma.
Otros no son tan conocidos, como Rufino Torrico o Federico Elguera, pero son indispensables en la historia de la ciudad por emprender su modernización. Hay sorpresas, como el padre de Manuel Gonzales Prada, don Francisco Gonzales o Lizardo Montero, el héroe de la Guerra del Pacífico. La primera mujer fue Anita Fernandini de Naranjo y la segunda intentó serlo doña María Delgado, la esposa de Odría.
Solo tres llegaron a ser presidentes de la República: Pardo, Candamo y Billinghurst, mientras que muchos más nunca pudieron alcanzarla, entre ellos los carismáticos ‘Frejolito’ Barrantes y ‘Tucán’ Bedoya. Los Eduardo Dibós (Dammert y Chapuis) han sido los únicos padre e hijo que han ocupado la alcaldía.
Todos ellos, en menor o mayor medida, han dejado huella en la ciudad y algunos han estado a la altura de las circunstancias que les tocó.
Hoy estamos en una encrucijada como en otros momentos de nuestra historia: convertir a Lima en una ciudad que responda tanto a sus problemas actuales como emprender las obras que se proyecten al futuro de una ciudad que prontamente se va convirtiendo en una megalópolis.
¿El actual elegido tendrá esa visión? ¿Habrá consenso? Solo el tiempo lo dirá, pero, ojalá que, como en otras veces de la historia, la municipalidad no sea un trampolín ni un botín.