En Venezuela, este 28 de julio, Nicolás Maduro buscará la reelección habiendo hecho en el camino todas las trampas posibles. La más grotesca: impedir la candidatura de María Corina Machado, abrumadoramente popular y líder de la oposición unificada. Sin embargo, ellos lograron unirse de nuevo, esta vez en torno a Edmundo González. En una reciente encuesta de Datincorp, González le gana a Maduro 62% a 20%. Hace unos días, el dictador ha declarado que igual va a ganar, “sea por las buenas o por las malas”. Y vaya que las malas las sabe usar.

Ilustración: Giovanni Tazza
Ilustración: Giovanni Tazza

En Bolivia habrá elecciones presidenciales en el 2025. En diciembre pasado, el Tribunal Constitucional Plurinacional estableció que la elección indefinida “no es un derecho humano” y la limitó a dos períodos. Evo Morales quiere postular por quinta vez, pese a que, en la cuarta, masivas protestas que lo acusaban de fraude lo obligaron a renunciar. Similar a la amenaza de Maduro, Evo dice que, “si no lo habilitan por las buenas, lo conseguirá en las calles”. En su caso no la tiene tan fácil, ya que no tiene la convocatoria del pasado y ni siquiera cuenta con un partido unificado.

En el Perú también se cuecen habas y los estropicios que ya ha hecho el anuncian nubarrones de tormenta, sean las elecciones en el 2026 o en el 2025; esto último, si los congresistas se cansan de sostener a , ya que en el último año nadie los puede disolver.

Tenemos 27 partidos inscritos, 17 en proceso de inscripción (etapa final del proceso) y varias decenas cuyas reservas de nombre para nuevas agrupaciones políticas han sido aprobadas (etapa inicial del proceso).

Esta distorsión grotesca de lo que es la participación política se podría haber evitado con las primarias abiertas; a saber, un filtro previo para que el día de las elecciones ya no participen aquellos con apoyo insignificante (o sea, casi todos). Pero las eliminaron, por lo que no sería raro que el día de la votación debamos escoger entre 40 candidatos a la presidencia y, por ejemplo, en Lima, tener que soportar la publicidad individual de casi 1.500 postulantes a la Cámara de Diputados. Si en la primera vuelta del 2021, con 18 candidatos, Pedro Castillo y Keiko Fujimori –sumados– no llegaron al 20% de los electores hábiles y el blanco y nulo le ganó por casi 600.000 votos a Castillo, ¡saquen sus propias conclusiones de lo que puede ocurrir con más del doble de postulantes!

Súmenle que en el Congreso están obsesionados con la ONPE y el Jurado Nacional de Elecciones para asegurarse que los dirijan personas “adecuadas”. Así, en sincronizado operativo con el Tribunal Constitucional, pusieron a alguien con esos requisitos en la Junta Nacional de Justicia, quien con su solitario voto impidió que Piero Corvetto, un funcionario probo y eficiente, sea ratificado. Vamos a concurso público para uno nuevo y no duden de que no cejarán hasta que encuentren a quien satisfaga plenamente esos requisitos.

Coda: “Las Fuerzas Armadas están entrenadas y preparadas para otras funciones [...]. La solución al problema de inseguridad ciudadana parte por el fortalecimiento de la Policía Nacional. Si faltan policías, hay que formar más policías; si falta equipamiento, hay que dotarlos”. Lo dice el ministro de Defensa, el general de división del Ejército (r) Walter Astudillo. Sus declaraciones no hacen sino ratificar lo que piensan los militares sobre sus funciones. De hecho, se han resistido a ser involucrados y su presencia en los estados de emergencia declarados por este gobierno ha sido breve y simbólica. Tremendo cuestionamiento a la “política de seguridad del Gobierno”, si es que aquello existe. ¿Obligará la presidenta al ministro de Defensa a también pedir disculpas?

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Carlos Basombrío Iglesias es analista político y experto en temas de seguridad