El 40% de los choferes del transporte público paga cupos a los extorsionadores, según un dirigente del gremio. Mototaxistas, combis informales, buses formales están siendo atacados a balazos y varios choferes han sido asesinados.
Las bandas rivales antes solo se atacaban entre ellas. Esta semana han asesinado a un chofer para amenazar a los otros, para que no sigan pagando a la banda rival. Este extremo representa una escalada en la criminalidad.
No solo se trata de los transportistas. Los pequeños negocios también caen en las redes de estos delincuentes. Bodegas, pequeños restaurantes, pequeñas ferreterías, puestos de mercado son amenazados. Han matado, incluso, a un parqueador y a un vendedor de caldo de gallina.
A diario se ven disparos, explosiones, amenazas. Esto se suma a los robos, asaltos, secuestros. La delincuencia avanza y escala en dimensión y crueldad.
La policía no se da abasto. Hace esfuerzos, pero carece de un plan. El Ministerio Público tampoco se da abasto y muchas veces aplica criterios laxos en la persecución del delito.
Se requiere la unidad de los operadores de justicia. El ministro del Interior, sin embargo, está enfrascado en un pleito con el fiscal de la Nación. Lo acusa de ser “enemigo” de la policía.
El ministro ha recibido el espaldarazo de la presidenta Dina Boluarte. Lo ha felicitado por su “firmeza contra la delincuencia”. A cambio, la presidenta ha recibido un ramo de rosas del ministro, por el día de Santa Rosa de Lima.
El ministro es investigado por unos audios en los que contaría cómo la presidenta le exigía la desactivación de la Diviac. Debe todavía establecerse la veracidad de estos, por supuesto. Sin embargo, llama la atención que veamos a la jefa del Estado con el ministro en estos intercambios de elogios y cortesías.
La población exige que la autoridad se haga cargo. Que nos cuenten cuál es el plan contra los extorsionadores, cuál es el plan de seguridad ciudadana y cómo se enfrentará la escalada de la delincuencia.
Más que en entregas de abrazos y flores, queremos ver a la autoridad política cumpliendo su función. O, por lo menos, trabajando en los planes de seguridad ciudadana.
Mientras el Gobierno siga atendiendo más a su imagen y su pleito político con el Ministerio Público no avanzaremos nada. La delincuencia seguirá ganando terreno, arrasando con la vida y las expectativas de los ciudadanos.