El Gobierno ha convocado al Consejo para la Reforma del Sistema de Justicia (CRSJ) para este martes 9. Es bueno que el Ejecutivo quiera colaborar. Más que colaboración, sin embargo, parece tratarse de una respuesta al Congreso, que también quiere hacer una comisión de alto nivel al respecto.
El presidente del Poder Judicial ha dicho que ninguna iniciativa puede pasar si no es consultada a ellos. Ha sido tajante: ningún proyecto de reforma debe pasar sin previa consideración por parte del Poder Judicial (Discurso de inauguración del año judicial).
Esta posición ha movido las aguas en el Congreso, que reclama que la función legislativa es suya y solo suya. El Congreso quiere hacer una comisión de alto nivel para legislar en la materia.
La Constitución está del lado del Congreso. No carece de razón el Poder Judicial, sin embargo, en desconfiar de esta representación política.
Al convocar al Consejo para la Reforma del Sistema de Justicia, el Gobierno se suma al desencuentro de dos poderes del Estado. No es la mejor idea para poner orden convocar a los poderes del Estado en una dependencia del Ministerio de Justicia.
Este consejo ya tiene una lista de temas para reformar. El Gobierno se debe poner a trabajar en lo que le toca. Esa debe ser la condición para que pueda llamar al orden a los otros poderes. Y ese orden debe ser el orden constitucional.
El punto de partida debe ser la lista de reformas. El segundo paso debe ser poner en presupuesto el gasto que eso puede significar. Sin presupuesto no hay nada.
El Gobierno debe concentrarse en los recursos. Debe alentar, proteger y no obstaculizar la inversión y la producción. De ahí vienen los recursos. El Ejecutivo debe deshacerse de todo lo que le genere gasto sin retorno.
La baja aprobación no debe impedir hacer estas reformas que le toca hacer al Ejecutivo. El Congreso no tiene dientes ni garras para oponerse políticamente.
El Gobierno debe darse cuenta de la necesidad imperiosa de reducir el gasto y dar seguridad a los derechos de las personas y las propiedades. Si quiere hacer una reforma de la justicia, necesita recursos. Si quiere mejorar la seguridad ciudadana, necesita recursos. Si quiere atender las emergencias ante fenómenos de la naturaleza, requiere recursos.
Esta es la tarea primordial del Gobierno. Realizarla requiere claridad en el objetivo y determinación en la acción. Los consejos y las reuniones grandilocuentes no suman. Solo nos hacen perder el tiempo.
Si el Gobierno quiere calmar las aguas entre dos poderes del Estado, debe hacerlo directa y abiertamente. No debe burocratizar la reforma, sino hacerla.
La presidente Dina Boluarte debe llamar al presidente de cada poder del Estado y pedirle la lista de cosas para hacer. Ella está encargada de hacer los presupuestos y conseguir el dinero. Concéntrese en eso.
Llamar a consejos con innumerables personas, con innumerables ideas cada una, no lleva a la acción. No es lo mismo hacer creer que se hace algo que hacer algo.
El martes 9, cuando se reúna el CRSJ, sabremos que no pasará nada. Lejos de mejorar la imagen del Gobierno, eso terminará por perjudicarlo.