El Congreso no aprobó el adelanto de elecciones. La izquierda no lo hará si no viene con una constituyente. La derecha reclama incluir reformas políticas, como la bicameralidad, amarradas al adelanto de elecciones.
El pedido maximalista, por supuesto, es el de la asamblea constituyente. Es la misma exigencia que hace, desde prisión, Pedro Castillo: “¡Asamblea constituyente, ahora!”, ha escrito en uno de sus mensajes por Twitter.
Las manifestaciones violentas han causado hasta el momento más de 20 muertes. No son las “protestas” las que han causado los muy lamentables fallecimientos. Son las manifestaciones violentas.
La destrucción de los instrumentos de aeronavegación en el aeropuerto de Arequipa no es protesta. El incendio y saqueo de una planta de leche y de una agroexportadora, tampoco.
Protestar no es quemar y saquear tiendas de ventas de celulares, incendiar sedes del Poder Judicial y Ministerio Público. Ver encapuchados llevarse en sus bolsillos celulares o productos lácteos es ver el delito común disfrazado de reclamo social.
No es protesta apedrear canales de televisión, estaciones del Metropolitano, la Corte Superior de Lima o el Ministerio Público. No lo es quemar por completo las sedes del Poder Judicial y la fiscalía en Huancavelica.
Este es el objetivo emblemático de esta asonada bien articulada. Pedro Castillo anunció en su proclama golpista que el objetivo era intervenir el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia, el Tribunal Constitucional.
A Castillo lo investigan por delitos de corrupción. Hay testigos que aseguran haberle entregado directamente dinero de coimas. El testimonio de Salatiel Marrufo, el 7 de diciembre, disparó, al parecer, la decisión de dar el golpe de Estado y la revuelta.
El bloqueo de carreteras se ha hecho con extrema violencia. Incluso en Chao, La Libertad, se investiga la muerte, a pedradas, del joven Carlos Huamán Cabrera.
Un niño de dos meses, que tenía que ser trasladado de Huancavelica a Lima, murió porque la ambulancia no pudo atravesar los bloqueos. Otras ambulancias, en Arequipa y La Libertad, han sido apedreadas.
Cinco aeropuertos del interior del país fueron rodeados y bloqueados. Ni Cusco ni Arequipa serán un destino turístico seguro en mucho tiempo. Los turistas que estaban en Machu Picchu quedaron varados al destruirse los rieles del tren.
Pedro Castillo es el responsable de esta destrucción. Dice que está “secuestrado”. Él cumple, sin embargo, una orden judicial de prisión preventiva por haber cometido un delito flagrante.
Los que quedaron en medio de las pedradas y balazos no cometieron delito alguno. Solo creer que en el Perú tenían derecho al libre tránsito.
Los violentos no quieren que ejerzamos esos derechos. No quieren que impere la ley. Quieren que impere la amenaza, la fuerza, la violencia.
Parte del plan es provocar a las fuerzas del orden. Quieren deslegitimar la recuperación del orden. El objetivo: instaurar una asamblea constituyente que no lograron a través de los votos.
Los violentos quieren tomar el poder. Quieren destruir el estado de derecho. Detrás de ellos está un hombre acusado de corrupción, inescrupuloso y muy dispuesto a la mentira.
Se viene una lucha por sacar a la democracia de una zona de amenaza. Parte de esa lucha es contra la mentira y el azuzamiento, contra el miedo y la falta de autoridad.