Humala sobre Unión Civil: "Se pueden revisar y corregir leyes"
Humala sobre Unión Civil: "Se pueden revisar y corregir leyes"
Redacción EC

A exactamente una semana de su cuarto mensaje al país por Fiestas Patrias, tiene la oportunidad de dar un golpe de timón.

O pone drásticamente fin al doble discurso que lo ha acompañado hasta hoy, entre las obligaciones de la hoja de ruta y la nostalgia por la gran transformación, o la inercia de este movimiento pendular que un día privilegia la economía de mercado y otro día resucita los fantasmas del chavismo y del velasquismo, agravará la desaceleración económica al punto de hacerla caer en recesión.

Es la economía del país la que vuelve a estar en riesgo no solo por la caída de los precios internacionales de los metales y las trabas burocráticas que el último paquete legislativo busca eliminar, sino porque el gobierno, inclusive en esta etapa de correcciones, se muestra frágil y ambivalente en sus decisiones.

Estamos precisamente en el momento justo para examinar cómo los procesos económicos son cada vez más sensibles a los procesos políticos con los que marchan en paralelo. Cómo, en el fondo, ambos procesos se interrelacionan y se interpenetran. No hay manera de colocarlos en cuerdas separadas.

Es cierto que nuestra macroeconomía se ha blindado fuertemente de la turbulencia política, pero esta, agravada por actuaciones y decisiones gubernamentales generadoras de desconfianza, podría adquirir condiciones de adversidad letal contra el flujo de inversiones nacionales e internacionales.

Numerosos proyectos de exploración minera, petrolera y gasífera están prácticamente paralizados, con sus consiguientes millonarios volúmenes de inversión, a causa de una reglamentación ambiental no definida hasta hoy y como consecuencia de la ambigüedad existente respecto de quien responde en el gobierno por una política ambiental: el Ministerio de Energía y Minas, que tiene la sartén por el mango, o el Ministerio del Ambiente, que más parece estar colgado de la brocha.

Para quien, como Humala, había tenido que dar un viraje programático de 180 grados en la segunda vuelta electoral, para ganar la Presidencia de la República, era comprensible que en su primer año de gobierno hubiera un repliegue en el impulso del crecimiento económico y algunos bandazos socialistoides en el delicado campo de la inclusión social.

Pero de ese tiempo a la fecha y a la entrada de su cuarto año de gobierno, Humala ya no puede mantener la conducción del país en medio de ambigüedades e incoherencias que directamente afectan las condiciones de confianza en las inversiones. Este es el quid del cambio que espera el país. Este es el punto de quiebre que tendría que hacerse evidente el próximo lunes 28 de julio.

Probablemente sea la economía la más afectada por el doble discurso del gobierno y del presidente Humala. Pero también la política exterior, cada vez que se ha tratado de contradecir, desde Palacio de Gobierno, la línea de conducta de la cancillería. La representación del Perú en la OEA sigue siendo un ejemplo de esto último.