Andrés Oppenheimer

No puedo decir que me sorprendí mucho cuando el presidente de Argentina,, me dijo en una entrevista el martes pasado que el presidente colombiano, , era “un terrorista asesino comunista”, ni cuando el Gobierno Colombiano, horas después, expulsó a todos los diplomáticos argentinos de Colombia.

Los presidentes de Argentina y Colombia ya venían tirándose dardos envenenados desde hace tiempo. Solo era una cuestión de tiempo para que sus cruces verbales estallaran en una crisis diplomática.

Milei, un libertario admirador del expresidente Donald Trump, nunca ha tenido pelos en la lengua para criticar a Venezuela, Cuba y otras dictaduras de izquierda. Sin embargo, suele criticar de la misma forma –como si no hubiera diferencias– a gobiernos de izquierda elegidos democráticamente, refiriéndose a ellos como “socialistas” o “colectivistas”.

Petro, un exlíder guerrillero que renunció a la lucha armada y fue alcalde de Bogotá antes de ser elegido presidente, había apoyado abiertamente a Sergio Massa, el candidato del anterior gobierno populista de izquierda de Argentina en las elecciones del año pasado. Cuando Massa ganó la primera vuelta en las elecciones, Petro celebró su victoria enviando sus “felicitaciones al pueblo argentino” por haber elegido “la esperanza” sobre “la barbarie”.

Más tarde, antes de la segunda vuelta electoral, Petro comparó a Milei con los difuntos dictadores militares Jorge Rafael Videla de Argentina y Augusto Pinochet de Chile, que fueron responsables de la desaparición de miles de personas durante sus regímenes en la década de 1970.

Después de que Milei ganara la segunda vuelta en las elecciones de noviembre, volvió a arremeter contra Milei, tuiteando que “la extrema derecha ha ganado en Argentina” y describiendo la victoria de Milei como “triste para América Latina”.

Milei respondió en enero y le dijo a la periodista independiente Patricia Janiot que Petro había sido un “asesino comunista”.

Cuando le pregunté a Milei si no era injusto de su parte meter en la misma bolsa a presidentes de izquierda elegidos democráticamente como Petro con dictadores como los de Venezuela y Cuba, Milei me respondió que los izquierdistas elegidos como Petro apoyan ideas “colectivistas” que “avanzan más la intervención del Estado” en la economía y la vida de los ciudadanos.

Curiosamente, Milei me sacó el tema de Petro espontáneamente, sin que yo le preguntara sobre el presidente colombiano, en respuesta a una pregunta que le hice sobre cuál debería ser la reacción latinoamericana ante las proscripciones a los líderes opositores en Venezuela.

Después de que Colombia expulsó al embajador de Argentina y a todos los demás diplomáticos argentinos el miércoles, se produjo un gran debate en los medios argentinos y colombianos sobre si Milei fue demasiado lejos en sus nuevas declaraciones sobre Petro.

Mi impresión, a juzgar por el lenguaje corporal de Milei, durante y después de la entrevista, es que se sentía perfectamente cómodo con lo que me había dicho sobre el presidente colombiano.

El hecho de que más tarde retuiteó algunos posteos de sus seguidores en redes sociales citando sus palabras sobre Petro y su descripción del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador como “un ignorante” es una indicación más de que no se ha arrepentido de lo que me dijo.

Milei, al igual que muchos de los populistas de izquierda que critica, debe gran parte de su popularidad a hacer declaraciones bombásticas casi a diario y convertirse así en una tendencia constante en las redes sociales.

Visto así, nadie debería sorprenderse mucho de lo que me dijo en esta entrevista. Después de ser recibido como una estrella de rock en conferencias conservadoras en todo el mundo durante sus primeros tres meses en el cargo, probablemente sienta que ser un centro de atención constante le está funcionando bien.

© El Nuevo Herald. Distribuido por Tribune Content Agency, LLC.

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Andrés Oppenheimer es periodista

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