En el reciente Hay Festival Cartagena de Indias 2023, el periodista, escritor y comentarista político Moisés Naím, miembro distinguido del Fondo Carnegie para la Paz Internacional en Washington, sostuvo una interesante conversación con Michael Stott, editor para América Latina del diario británico “Financial Times”. Esto a propósito del último libro de Naím, “La revancha de los poderosos: cómo los autócratas están reinventando la política en el siglo XXI”. Hay varias ideas fundamentales a destacar de ese diálogo a propósito de la situación peruana.
Naím explica que aquellos gobiernos que no funcionan, son corruptos y no generan crecimiento ni bienestar entre sus ciudadanos deben buscar su legitimidad en lo que él llama las tres P: populismo, polarización y posverdad. Yo me permitiría agregar otras P para nuestro convulso contexto actual: protestas, pobreza, privilegios, Palacio, Parlamento, perdigones.
Esta forma de gobernar, señala Naím, deriva en la antipolítica, en la desesperanza de la gente, en ese “que se vayan todos”, los que han tenido algo que ver con la política. “Y la antipolítica termina llevando al poder a gente como Castillo en el Perú, como Hugo Chávez en Venezuela, y a otros. Cualquier cosa con tal de que sea diferente”. Y ya vimos y vivimos lo que es cualquier cosa diferente.
Claramente el populismo no es nuevo en Latinoamérica. Lo nuevo, señala Naím, es la tecnología, esa tercera P de posverdad. Este mundo de redes sociales donde no sabemos a quién creer, qué es cierto, qué es mentira, qué información es manipulada. Ese nuevo populismo “usa esas mismas técnicas para ganar adeptos y apoyos”.
En este punto de la charla, Stott plantea la pregunta que me lleva a escribir estas líneas: ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros para defender la democracia? Naím responde: “Les va a parecer horrible lo que les voy a decir, pero hay que meterse en un partido político [risas] o fundar un partido político”. Se discute mucho sobre lo que hay que hacer, “pero nunca aparece el tema de que, para lograr hacer las cosas que dicen que hay que hacer, hacen falta los partidos políticos [...]. Tienen mala fama muy bien ganada, son vistos como antros de corrupción, como el lugar natural para los oportunistas y tramposos… Es horrible, pero es necesario crear otra vez polos de compromiso con el futuro, de compromiso con el país. El idealismo tiene que reemplazar el oportunismo en la política en todas partes del mundo. El ideal de una sociedad mejor merece nuestra atención, más allá de ir a votar cada cinco años”, sentencia.
En el Perú vemos iniciativas interesantes desde la sociedad civil, pero todavía aisladas y no convocantes. Todos necesitamos involucrarnos en agrupaciones que congreguen y apuesten por opciones de centro, no por extremos perniciosos como algunos que estamos viendo. Por ejemplo, es inaceptable que, aludiendo a los fallecidos en las protestas, el fundador del colectivo Integridad por el Perú declare que “si hay muertos como consecuencia de delitos, entonces esos muertos están bien muertos”.
Para que nuevas agrupaciones puedan sumarse a la escena política, urge que el siguiente Congreso asuma la impostergable necesidad de la reforma política y electoral. Y que el actual se digne a definir la fecha de los próximos comicios generales. Porque, como están las reglas hoy, difícilmente veremos caras nuevas y perfiles profesionales adecuados.
Naím lo comenta en su charla: “A los jóvenes, cuando les dices: ‘Mira, ¿por qué no nos metemos en un partido político?’, salen corriendo. Están mucho más propensos a entrar en movimientos de otro tipo: ambientalistas, de lucha contra la pobreza, etc. Pero no están dispuestos a trabajar en partidos políticos que claramente tienen características que les repugnan, y con razón”.
Los expertos en política pública sabemos lo que nuestros países necesitan para disminuir las brechas y generar mayor bienestar. Pero ninguna receta se puede aplicar con eficiencia sin un mínimo de fortaleza institucional y voluntad política. Y para eso necesitamos reformas urgentes y compromiso desde la sociedad civil. Necesitamos involucrarnos todos.
P.D. Hace exactamente una semana, sucesivos terremotos en el sudeste de Turquía y el noroeste de Siria dejaron más de 24.000 muertos y 82.000 heridos, en su mayoría debido a la precariedad urbanística. De darse un terremoto de magnitud 8,8 en el Perú, el Instituto Nacional de Defensa Civil calcula la cifra de víctimas en 110.000 fallecidos y dos millones de heridos. Si hoy tuviéramos que enfrentarnos a esa catástrofe, ¿cómo lo haríamos? ¿Qué respuesta daría nuestro Estado fragmentado y corrupto? ¿Qué rol jugarían los partidos políticos? ¿El Congreso seguiría postergando decisiones inminentes? ¿Cuál sería la respuesta de una ciudadanía dividida? ¿Nuestros muertos harían que reaccionemos como sociedad?