Diego Macera

A finales de la década de 1760, Limoges, un área pobre y de población dispersa ubicada a 400 km al sur de París, enfrentaba una . El precio de los granos había subido y, con salarios fijos, la mayoría de los trabajadores no tenía cómo adquirir alimentos. Algunos años antes, , economista y político francés, había sido nombrado intendente de la zona, y era en parte su responsabilidad evitar el sufrimiento de los habitantes. La situación era dramática. En sus viajes por las áreas montañosas de la ciudad, Turgot recibía información de curas sobre gente fallecida por inanición. Para convencer a sus superiores de la urgencia de actuar, el intendente les envió un pedazo de pan adulterado, del tipo que se tenía que consumir en esa zona por falta de insumos.

Turgot tenía algunas concepciones económicas propias de su época y que hoy suenan extrañas (como que solo la agricultura aportaba verdadero valor a la sociedad), pero era un economista que creía firmemente en el libre comercio, no solo en situaciones límite como la que le tocaba manejar, sino especialmente en situaciones límite. Según relata la historiadora británica Emma Rothschild, eso le permitió diseñar un plan que incluía intervenciones limitadas del Estado que resolvieran la emergencia sin, al mismo tiempo, romper las cadenas productivas.

En épocas en las que los controles de precios hubieran sido la respuesta más habitual a una situación de ese tipo, Turgot razonó que ello solo secaría por completo la disponibilidad de granos, que ya era baja. Nadie estaría dispuesto a venderles alimentos por debajo del precio de mercado. Por lo demás, según el intendente, ni siquiera los servidores públicos más iluminados –a quienes Turgot llamaba monopolistas ‘ángel’– podrían aspirar a emular el sistema de precios libres. Adam Smith, considerado el padre de la economía moderna y conocido de Turgot, había dicho apenas cuatro años antes que la ‘policía’ (o regulación) del grano “es la causa de toda la escasez que se supone debería prevenir”, y su colega compartía la misma visión. Turgot también se oponía a regalar los granos pues, en su visión, ello degradaba a los receptores. Los pobres no solo debían ser aliviados, sino respetados.

Su plan tuvo varios pilares, pero el más importante, de acuerdo con Rothschild, fue la promoción de mejores trabajos e ingresos para los pobres, por ejemplo, a través de inversión pública para construir caminos. Más allá de la eficiencia económica, Turgot defendió también la política desde un punto de vista fiscal: “siempre será más barato para el Tesoro poner al pobre en la posición de comprar granos que bajar el precio de los granos hasta que puedan ser comprados por los pobres”.

Un segundo pilar consistió en la importación temporal de granos a la provincia. Además, una vez que los granos llegaron, se preocupó porque estos se distribuyesen por los canales tradicionales de comercio. Según Nicolás de Condorcet, matemático amigo de Turgot, cualquier otra política hubiera tenido “un efecto más duradero y general en prevenir el establecimiento del comercio regular de granos”. Adicionalmente, Turgot impulsó también menores impuestos para las personas de bajos recursos y, cuando las donaciones fueran insuficientes, un aumento de impuestos de emergencia para los más ricos, en proporción a sus ingresos.

Según historiadores, la combinación de estas políticas salvó a Limoges de una hambruna generalizada. La cosecha de 1769 había sido la peor en un siglo; la de 1770 también fue mala; pero en 1771 solo había escasez “parcial”, a pesar de que los precios seguían subiendo. De acuerdo con Condorcet, “este exitoso experimento confirmó a Turgot en la verdad de sus principios”.

“La libertad es lo único que nos protege de la escasez”, escribió luego Turgot. Dos siglos y medio después, las lecciones sobre la importancia de la libertad económica, de la compra de alimentos (o fertilizantes) de emergencia, y las maneras en que el Estado debe intervenir en la economía aún no están claras para todos.

Diego Macera es gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE)