Muy rápidamente el oficialismo canceló su deuda con los congresistas que lo apoyaron. Uno de los puntos en agenda era dejar sin efecto el aporte de los independientes a las AFP.
El Congreso aprobó el jueves pasado la norma mencionada. El mismo jueves, además, el ministro Eleodoro Mayorga viajó a Piura para posponer probablemente su concurrencia al Parlamento.
Parte de la oposición quería su cabeza, a cambio de dar el voto de confianza al Gabinete de Ana Jara. Sin embargo, el Gabinete logró su objetivo a menor costo.
Luego del voto de confianza, el mismo ministro lanzó una acusación contra congresistas de participar en un lobby. No dio nombres ni señas.
¿Fue una irresponsabilidad? ¿Una provocación? Cuando acuda al Congreso, el ministro tendrá que ir más allá de la indirecta. Eso sucederá tarde o temprano.
Se puede pensar, además, que la acusación no es una mera imprudencia, sino un riesgo calculado. Si hubiera congresistas en algún lobby, y Mayorga tuviera datos, podría suavizar sus arrestos.
Una denuncia semejante, sin embargo, amerita que se haga pública. La oposición ha estrenado nueva musculatura, como para exigirlo. Sin embargo, esos músculos no tienen todavía la fuerza para una censura.
Aunque no revele nombres, es probable que el ministro Mayorga se salve en el Congreso. De lo que no se librará el gobierno, en ese caso, será de un costo muy grande ante la opinión pública.
El gobierno no ha mostrado en toda esta crisis ministerial estar preparado para el ajedrez político. Y es ese ajedrez, sin embargo, el que le dará capacidad de movimiento.
En medio de la crisis económica lo que más necesita el Ejecutivo es aliados. Por la vía que toma, no logra motivar a la opinión pública. En el otro lado, el Congreso ya no es tierra firme sino pantanosa.
La primera muestra de la nueva situación se ve en el caso de los aportes de los independientes a las AFP. La presidenta del Partido Nacionalista y primera dama dijo aceptar una suspensión del aporte obligatorio. El Congreso, no obstante, derogó la norma.
Nuevamente, el oficialismo no parece darse cuenta de la situación en la que se encuentra. Tiene que desarrollar una nueva estrategia para acercarse a la oposición, y sentarse a jugar y cotejar sus cartas.
El gobierno tiene que entender que no lo es todo, que las minorías cuentan. La oposición, por su lado, debe evitar los mareos que suele causar la altura.
La reforma del sistema pensionario puede ser un terreno donde cada uno ubique su lugar en el nuevo mapa. El interés no debe estar solo en cumplir con compromisos frente a las empresas. Sobre todo, debe orientarse a mejorar el horizonte de la jubilación.
Nada se logrará si la soberbia de unos u otros empaña la vista. La presidenta del Consejo de Ministros, Ana Jara, tiene las características personales que pueden facilitar ese diálogo. Ojalá tenga carta libre para hacerlo.
Tendrá que usar la persuasión frente a la oposición; pero, sobre todo, hacia el interior del gobierno.